
Junior se resiste a morir. El cuadro barranquillero goleó anoche 3-0 a la Universidad Católica de Chile y se mantiene con vida en el grupo 3 de la Copa Santander Libertadores. Los tantos del equipo rojiblanco fueron obra de Iván Vélez, Luis Páez y Vladimir Hernández.
La Universidad Católica de Chile salió a presionar desde el pitazo inicial a un equipo barranquillero impreciso, ansioso y desordenado dentro del terreno de juego. El onceno austral intentaba sacar provecho de los espacios dejados por Junior en los costados, donde jugadores como César Fawcett e Iván Vélez mostraban falencias en la marca.
El cuadro chileno tenía en control del juego, pero carecía de claridad para culminar todos sus avances. El volante Felipe Gutiérrez era el guía, el conductor, el jugador diferente, ese elemento que siempre puso en apuros a los defensores rojiblancos.
Junior trataba de reaccionar de la mano de Sherman Cárdenas. Al minuto 18, llegó la primera llegada con aroma de gol. Braynner García recuperó un balón en tres cuartos de cancha y sacó un remate violento que rechazó el arquero Toselli.
La Católica mantenía el control del balón, presionaba con intensidad y no dejaba que Junior realizará dos toques seguidos, porque de inmediato le arrebataba el balón.
Finalizando la primera parte los chilenos comenzaron a sentir el gasto realizado. Fue ahí cuando Junior intentó producir acciones colectivas en ataque.
Al minuto 43, llegó la primera opción clara de gol. Víctor Cortés recibió un pase de Sherman Cárdenas al borde del área, y con el arco abierto, sacó un disparo que pasó por encima del horizontal.
Cuando todos daban por concluido el primero tiempo con un empate, llegó la apertura del marcador. Al minuto 45, Sherman Cárdenas ganó una pelota en tres cuartos de cancha, se la cedió a Luis Carlos Ruiz, el samario habilitó al lateral Iván Vélez que sacó un remate con pierna derecha para vencer al arquero Toselli. 1-0 y la alegría se tomó a los cerca de 7 mil espectadores que ingresaron el estadio Metropolitano.
Segundo tiempo
Los chilenos, que hicieron el desgaste en la primera parte, carecieron de energía e intensidad en la etapa complementaria. De ese equipo rápido, alegre y colectivo de la inicial no quedó absolutamente nada.
El técnico Cheché Hernández, consciente de ello, le dio entrada a dos jugadores que fueron fundamentales en todo el desarrollo del juego: Vladimir Hernández y Maicol Balanta. Junior ganó ellos velocidad, dinámica, ritmo y agresividad.
Al minuto 3, Luis Carlos Ruiz se descolgó por sector derecho, llegó en velocidad a la línea final y sacó un centro a media altura que impactó Vladimir Hernández para enviar la pelota por encima del arco.
Diez minutos más tarde, el turno fue para Maicol Balanta. El volante vallecaucano se proyectó por sector derecho, se llevó en velocidad a dos jugadores del cuadro chileno, ingresó al área y sacó un violento remate que pasó rozando el vertical.
La Católica comenzaba a dejar espacios que Junior aprovechó gracias a la dinámica de su juego. El técnico Cheché Hernández le dio entrada al polémico Luis Páez. Esta vez el delantero respondió a la confianza de su técnico con fútbol, entrega y gol.
Al minuto 40, el lateral Iván Vélez robó un balón en la mitad del campo, se proyectó por sector derecho, le colocó el pase a Luis Páez, quien se encontraba dentro del área. El atacante rojiblanco giró sobre el eje de su marca y sacó un remate con pierna izquierda para vencer al arquero Toselli y marcar un golazo en letras mayores.
Páez se sacudió de la mala racha, celebró su gol de manera eufórica con la hinchada, que coreó su nombre una y otra vez.
PUNTILLAZO. Pero aún faltaba más. La puntilla final la puso Vladimir Hernández. Al minuto 45, el pequeño volante rojiblanco recibió un pase al borde del área, giró hacia su izquierda para quitarse la marca y, ante la salida del arquero, definió con pierna izquierda para anotar el 3-0 final.
La de anoche fue una goleada que Junior necesitaba para generar esperanza, para respirar, para seguir viviendo, para reencontrarse con la hinchada, con el buen fútbol, con el triunfo. El corazón del tiburón sigue latiendo.
Por William González Badillo
Twitter: @WigoSports



















