
El exsenador cordobés Miguel De la Espriella se declaró ayer inocente ante la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia del delito de constreñimiento al elector.
De la Espriella, condenado a ocho años de cárcel por parapolítica, dijo que, por venir de una “reconocida” familia política de la Costa Atlántica, “jamás” necesitó del respaldo de las Autodefensas Unidas de Colombia, AUC, para llegar en 2002 al Senado.
El político, aunque pidió perdón a sus “electores, a mi Nación, por la confianza depositada en mí”, aseguró que los paramilitares nunca ejercieron presión en los departamentos de Córdoba y Sucre para que votaran por él, y explicó que su alianza con el grupo armado de ultraderecha era, básicamente, para llevar la vocería política de las AUC hasta el Parlamento.
“Solo buscábamos darle un empujón a un proceso de paz entre el Gobierno y este grupo armado ilegal, y lograr una desmovilización”, afirmó.
La investigación que se sigue en el alto tribunal de la justicia ordinaria contra De la Espriella es por, supuestamente, haber presionado, con el grupo armado ilegal, a un grupo de votantes y líderes políticos de Córdoba y Sucre.
Hasta seis años de prisión podrían darle al exsenador cordobés de ser hallado culpable por estos hechos.
El exjefe máximo paramilitar Salvatore Mancuso ha dicho a la justicia, por su parte, que De la Espriella solicitó a los paramilitares que lo apoyaran en el proceso electoral en las regiones que estaban bajo el dominio de este grupo armado.