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El médico Alejandro Jiménez Arango es el ciudadano número 11. Uno de los primeros colombianos que recibió su cédula de ciudadanía blanca laminada en 1952.

En cualquier lugar donde el médico Alejandro Jiménez Arango muestra su cédula, de sólo dos dígitos, causa alguna reacción. Y es que portar el documento con el número 11 genera extrañeza, asombro y hasta desconfianza entre quienes la ven.

Para 1952, su número de documento era para unos un privilegio, y para los demás colombianos un número normal de identificación. Pero con el paso de estos 60 años de historia, su identificación dejó ser algo común, para ser un caso especial entre quienes la ven.

'No hay una persona viva que tenga una cédula de número inferior a la mía, ya todos han muerto', dice con nostalgia.

Alejandro Jiménez, ha pasado por diferentes anécdotas a causa de este documento de identidad tan especial; por lo menos así lo recuerda el médico bogotano de 89 años quien conserva su primer documento de identidad laminado como uno de sus tesoros más preciados.

Sentado en la sala de su apartamento al oriente de Bogotá, rodeado de fotografías y obras de arte, el médico Alejandro Jiménez cuenta la historia de cómo recibió su cédula y lo que ha significado para su vida tener la cédula de ciudadanía número 11 y con ella ser el dueño de una parte de la historia de la Registraduría Nacional, y por su puesto, de Colombia.

Mientras que el dos veces Ministro de Salud Pública saca de su billetera cautelosa y orgullosamente una de las primeras cédulas laminadas que se entregaron en Colombia, trata de recordar, cómo era su documento anterior.

'Las cédulas eran grandes, de papel ordinario rosado, escrito a mano, sumamente incómodas, de este tamaño, tocaba doblarlas en cuatro y después de unas cuantas veces de doblarlas se rajaban'.

Don Alejandro, quien actualmente es magistrado de la Comunidad de Ética Médica de Cundinamarca, tiene presente que fue en 1952 durante un consejo de ministros cuando les informaron que les iban a entregar las primeras cédulas laminadas; para ello, los retrataron y les sacaron la impresión de la huella dactilar.

Para esa época, Colombia atravesaba una difícil situación de orden público, pues los dos partidos políticos tradicionales estaban en guerra por el poder y apenas se empezaba a ver un crecimiento de la industria y la producción, y el poder identificar a quienes participaban en los procesos electorales era una prioridad para los partidos.

Recuerda que la Registraduría Nacional se encargó de la ardua tarea de que cada colombiano mayor de 21 años tuviera su cédula de ciudadanía y por lo tanto contara con un documento que lo identificaba y lo individualizaba.

Aunque en su memoria no está muy claro cómo recibió su documento de identidad, Don Alejandro sí recuerda que también le fue entregada al Presidente de la época Laureano Gómez, al Presidente encargado Roberto Urdaneta, al Cardenal Crisanto Luque y a todos los ministros del país en orden de prelación.

El tener la cédula número 11 ha generado eventos anecdóticos en su vida, por ejemplo, los computadores confunden, cambian o no captan el número de su documento por ser de dos dígitos.

Los trámites que para cualquier colombiano son rutinarios, para el ciudadano número 11 de Colombia, se convierten en toda una odisea.

Anécdotas

'A la hora de solicitar documentos como mi pasado judicial son muchos los pasos que debo realizar, lo que para unos hoy en día es tan sencillo como ingresar a internet y digitar su número de cédula, para mí no. Yo debo solicitarlo personalmente ya que cuando digito el número en un computador el sistema no me lo reconoce'.

También recuerda sus anécdotas como médico: 'una vez pasé una cuenta de cobro en un pueblo de la sabana y el alcalde me la rechazó declarando que ese número no existía', dice. En estas situaciones debía sacar fotocopias que acreditaran su identidad y mostrarlas cada vez que fuera necesario.

No obstante, éste padre de cuatro hijos y abuelo de tres nietos, reconoce que la cédula laminada que recibió en aquel entonces, a sus 29 años de edad, representó el instrumento idóneo para poder acreditar la ciudadanía y el derecho al sufragio.

A sus 89 años de edad, Don Alejandro, fundador de la Fundación Santa Fé de Bogotá, trabaja como Magistrado en la Comunidad de Ética Médica de Cundinamarca. Su tiempo libre lo comparte con su familia, leyendo novelas históricas y escuchando música clásica.

A pesar de tantos años, su cédula, la número 11, única en Colombia, más que ser el documento más preciado de su vida, es un pedazo de nuestra historia, de nuestro país y de la Registraduría Nacional del Estado Civil.

Fuente: Prensa Registraduría