
“La gente comenzó a gritar: ¡un carro-bomba! y todos salimos corriendo”. El dramático relato de una habitante de la población caucana dejó al descubierto el horror que vivieron, ayer a las 10 de la mañana, cuando el frente Jacobo Arenas de las Farc hizo explotar un bus-bomba, en momentos en que se celebraba el día de mercado.
“Fue un ataque de suicidio terrorista: un bandido se metió en un carro, lo aceleró, se salió del carro y ese carro entró en el pueblo y explotó”, dijo el presidente Juan Manuel Santos luego de conocer los primeros informes del ataque que dejó tres muertos —un sargento de la Policía y un civil— y 57 heridos.
Simultáneamente, el grupo guerrillero, con morteros lanzados desde cerros y montañas, atacó Corinto, Caldono y La Silvia, donde resultaron heridas otras 30 personas.
El secretario de gobierno de la Toribio, Alberto Ospina, dijo que el bombazo destruyó unas 20 viviendas y edificaciones. “Acabaron con el pueblo”, enfatizó. El gobernador del Cauca, Guillermo Alberto González, calificó como grave la situación en el poblado.
“Esos ataques y la forma como se presentaron demuestran claramente la sevicia y el desespero de las Farc”, insistió el presidente Santos.
Dijo que por las operaciones militares en la frontera entre Cauca y Huila, en persecución del máximo cabecilla de las Farc, alias Alfonso Cano, el grupo guerrillero está “sintiendo que los estamos apretando cada vez más, y sabemos por inteligencia exactamente qué es lo que están pensando: están haciendo lo posible por distraer la atención de las Fuerzas Armadas, del sitio donde les estamos arrebatando su santuario y sus madrigueras”, comentó el Jefe del Estado.
Tras los ataques, mientras unos militares se ocuparon de perseguir a los guerrilleros que huyeron por la zonas montañosas aledañas, otros tuvieron que evacuar a los heridos hacia Cali, Santander de Quilichao y Popayán. JGF