El Museo del Louvre de París, el más visitado del mundo con casi nueve millones de turistas al año, decidió reabrir este miércoles de manera parcial, a pesar de la decisión de sus trabajadores de continuar con la huelga que iniciaron el lunes, cuando la institución permaneció completamente cerrada.
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Al mismo tiempo que el público pudo disfrutar de nuevo de las joyas del Louvre, aunque solo de las más célebres, como la de la Mona Lisa y la Venus de Milo, su presidenta, Laurence des Cars, reconocía en el Senado que el museo atraviesa una “crisis” y sufre una “desorganización” en cuestiones de seguridad.
Así, el paro de este miércoles, aprobado por unos 300 trabajadores del Louvre, no ha impedido la apertura de la institución, que de otra manera habría estado clausurada por segundo día consecutivo (el martes no abre al público por ser el día semanal de descanso).
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Se estima que el cierre de una jornada en el Louvre implica unas pérdidas de ingresos de unos 400.000 euros.
Los representantes de los empleados movilizados han pedido a la ministra de la Cultura, Rachida Dati, que renuncie a los recortes presupuestarios y exigen que ese dinero se dedique al mantenimiento del museo, y no a la prevista renovación del inmenso edificio, que a su juicio no mejorará las condiciones generales del establecimiento.
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Los sindicatos, que decidirán sobre la continuación de la huelga en una nueva asamblea general prevista el jueves por la mañana, tienen en su punto de mira a Des Cars, a quien acusan de priorizar los grandes fastos en lugar de afrontar la necesaria rehabilitación del museo y quien esta mañana se reunió con ellos.
Rejas, barreras antiasalto y puesto móvil de policía
Por la tarde, Des Cars compareció por segunda vez en la comisión del Senado que investiga el robo de las joyas de la corona francesas en la Galería Apolo, en cuyo balcón -por donde accedieron los ladrones- se volverá a instalar rejas antes de Navidad, las cuales fueron retiradas en unas reformas realizadas en 2003, según desveló.
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“Les anuncio que la famosa reja se volverá a colocar en unos días, antes de Navidad”, explicó a los senadores, además de detallar el progreso de otras medidas, como que el puesto móvil de policía en el seno del museo estará operativo el próximo viernes o que los barreras antiasalto ya han quedado instaladas hoy alrededor del edificio.
Des Cars fue llamada a comparecer después de que la semana pasada se presentaran ante la misma comisión las conclusiones de la investigación administrativa lanzada a raíz del robo, que desveló, entre otras cuestiones, que una diferencia de 30 segundos podría haber permitido apresar a los autores del hurto, que perpetraron su operación en apenas ocho minutos.
Como explicación de este fracaso, la investigación no apunta a una explicación única, sino a una cadena de fragilidades que se arrastran desde hace años, tanto por la vetustez de las instalaciones como por la subestimación cronificada de los riesgos de robo y la falta de coordinación.
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Des Cars reconoció que se dio cuenta de la “desorganización” del museo que dirige después del robo, cuando descubrió en los archivos un informe de 2019 que alertaba del punto débil que para la seguridad suponía el balcón por el que los ladrones accedieron al museo el 19 de octubre pasado a plena luz del día.
El Louvre está en el ojo del huracán desde aquel domingo de otoño y después se han ido sumando a sus desgracias el cierre de una parte del museo por fragilidad de unas vigas, la inundación de una sala que guardaba manuscritos egipcios y ahora una huelga.





















