La Iglesia Católica vivió un hecho histórico en las últimas horas, tras el levantamiento de las restricciones a la misa tridentina, también conocida como misa tradicional en latín. La prohibición de esta ceremonia había sido establecida en su momento por el papa Francisco.
Este miércoles el cardenal Raymond Leo Burke encabezó la primera celebración de la misa en latín, luego de que el sumo pontífice León XIV ordenara su regreso.
La figura de Burke en este hecho histórico toma gran relevancia, al ser considerado “el enemigo número uno” de Francisco, lo que representa un acto con fuerte contenido simbólico.
La decisión del papa de retornar a las misas en latín, responde al primer gran cambio de rumbo respecto a una medida clave instaurada por el anterior pontificado.
La misa tridentina había sido restringida durante los últimos años como una medida del papa Francisco para ordenar la práctica litúrgica y evitar divisiones internas, priorizando la unidad en torno a las reformas aplicadas en el marco del Concilio Vaticano II.
El restablecimiento de este rito implica la recuperación de una práctica religiosa de siglos de antigüedad, así como un cambio en la orientación que venía marcando el Vaticano.