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Kimberley y Jacob, una pareja de Mánchester, Inglaterra, vivieron uno de los dolores más grande que puede tener un ser humano: su bebé murió apenas 24 horas después de haber nacido.

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El caso tiene ha causado conmoción en la comunidad inglesa, pues la bebé murió dentro de un hospital, al parecer, por negligencia médica. Ahora el tema está siendo observado a nivel internacional, pues luego de una investigación que llevó a cabo el Tribunal Forense de Mánchester, se concluyó que no había suficientes pruebas para procesar a las enfermeras que atendieron a la recién nacida.

La historia comenzó el 12 de marzo de 2023, cuando en el Hospital St Mary’s de Mánchester nació Polly Lindop, como fue llamada la bebé. La madre de la menor fue atendida de emergencia en el sitio luego de que el día anterior presentara “signos de infección”. Fue sometida a una cesárea de emergencia, por lo que la bebé nació 10 semanas antes de los planeado.

Kimberley, madre de la bebé, reveló que los médicos le dijeron que Polly había nacido sana y que un aparente sarpullido que tenía en la piel era una “mancha de nacimiento”. Iniciaron el protocolo necesario para el cuidado de una bebé prematura.

No obstante, poco después la bebé recién nacida tuvo sepsis por una infección, lo que empezó a controlarse con antibióticos. El estado de la niña empeoró al punto en que los médicos decidieron conectarla a un respirador mecánico. La madre explicó que le dijeron que a su hija le recetaron atracuriam, un relajante muscular que ayudaría a adaptar su cuerpo al respirador.

Sin embargo, la recién nacida sufrió un paro cardíaco. Lograron reanimarla, pero dos horas después nuevamente padeció otro paro y murió, solo 18 horas después de haber nacido.

Lo que aseguran los padres es que una enfermera dijo que la dosis para la bebé era de 0,33, pero luego aseguró que le había dado 3,33, es decir una dosis 10 veces más alta de lo indicado.

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En el tribunal, las enfermeras aceptaron el error. Admitieron haberle dado la dosis incorrecta a la bebé. Sin embargo, las enfermeras fueron absueltas, dos años después luego de que tras una autopsia se determinara que la muerte de la niña fue la sepsis y unos daños pulmonares severos, no la sobredosis.

El tribunal determinó que no había causa para una condena penal contra las enfermeras, a quienes les habían abierto una investigación por homicidio por negligencia grave.

“Cualquier padre que haya perdido a un hijo sabe que el dolor es indescriptible, pero lo que nos motiva es saber que debemos ser la voz de Polly y ayudar a garantizar que se aprendan las lecciones, y que el hospital y todo el personal involucrado rindan cuentas por los errores cometidos”, declaró la madre de la niña en el tribunal.