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La asamblea anual de la Organización Mundial de la Salud (OMS) adoptó este martes un plan para comenzar a actuar ante el claro riesgo de que enfermedades infecciosas sensibles al cambio climático puedan propagarse más allá de las regiones a las que solían estar confinadas y que incluso puedan cambiar su patrón de comportamiento o transmisión.

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El dengue es una de esas enfermedades que ahora se expande mucho más allá de las fronteras que se le conocían debido al cambio climático, con un grave brote ocurrido en el continente americano el año pasado y una expansión a nuevas regiones, incluidos algunos casos importados en Europa (España, Italia y Francia).

Esta enfermedad tropical es ahora endémica en un centenar de países y ha alcanzado proporciones de epidemia, con una duplicación de casos cada año.

Igualmente se consideran sensibles al cambio climático la chikunguña, la fiebre del Nilo Occidental, la leishmaniasis, la tripanosomiasis humana africana (también conocida como enfermedad del sueño), el zika y la malaria.

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“El clima se vuelve más y más favorable para que los mosquitos (transmisores de estas enfermedades) prosperen y se desarrollen y si portan la enfermedad, hacen que las personas se infecten”, explica en una entrevista con ‘Efe’ Rittika Data, experta de la organización DNDi, dedicada a desarrollar investigación y tratamientos para enfermedades olvidadas.

Agrega que ciertas partes del planeta que antes eran muy frías ahora son más cálidas y húmedas, lo que crea las condiciones para que los mosquitos vivan, aumentando así el riesgo de transmisión, así como de un aumento de la morbilidad y mortalidad, ya que -con excepción de la malaria- se trata de enfermedades para las que no hay tratamiento.

La industria farmacéutica no ha tenido interés comercial en invertir en la investigación y desarrollo de productos para tratar esas enfermedades que tradicionalmente han afectado a países y comunidades empobrecidas.

No obstante, el número de afectados es considerable: 1.600 millones de personas.

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Reconocida esta situación, la OMS ha adoptado un plan de acción global en el que se asume el compromiso de promover la investigación y desarrollo en torno a las enfermedades sensibles al cambio climático.

El plan también plantea que habrá un acceso equitativo a esos productos para evitar que se repita la situación vivida durante la pandemia de la covid-19, en que unos pocos países ricos acapararon vacunas en detrimento del resto con menos recursos.

“Entonces la innovación no favoreció a quienes más lo necesitaban, así que en el caso de las enfermedades sensibles al cambio climático, que impactan sobre todo a la gente en los países del sur global, la idea es que lo que se desarrolle llegue a quienes enferman y ese es el compromiso que se ha asumido”, destacó Data, cuya organización trabaja activamente en este ámbito y ha impulsado la aprobación del plan de acción en la OMS.

A partir de la decisión de la asamblea, la OMS deberá elaborar un listado de enfermedades influidas por el cambio climático que sean relevantes a nivel global o por regiones.

La resolución fue aprobada con los votos a favor de 109 Estados miembros de la OMS, ninguno en contra y 19 abstenciones.