El Heraldo
El yacimiento petrolero de Abqaiq, del grupo saudita Aramco, uno de los más criticados. AFP
Medio ambiente

Petroleras buscan convencer sobre sus medidas ecologistas

Gigantes de esta industria intentaron, en vano, mostrar buena voluntad en la conferencia Oil and Money de Londres ante el escepticismo de militantes climáticos.   

Los dirigentes de las grandes petroleras del mundo hicieron gala de sus buenas intenciones ecologistas durante la conferencia Oil and Money de Londres, pero los militantes ambientalistas no vieron en ello más que un brindis al sol.

Desde el inicio de este gran salón de los hidrocarburos, el presidente del grupo saudita Aramco, Amin Nasser, explicaba que el “combate” contra el cambio climático revestía una “importancia crucial” y obligaba al conjunto del sector a “pensar de forma diferente”. 

En el mismo sentido se expresaron Ben Van Beurden, jefe de Royal Dutch Shell, Bob Dudley, de la británica BP, y Patrick Pouyanné, de la francesa Total. 

El secretario general de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), Mohammed Barkindo, también afirmó el jueves, cuando se clausuró el foro, que el cártel del oro negro estaba “muy seriamente” preocupado por la lucha contra el cambio climático. Y recordó que todos sus miembros firmaron el Acuerdo de París sobre el clima de 2015.

“Esto no es más que una impresión que quieren dar”, reaccionó Charlie Kronik, de Greenpeace. “Pero siguen como si no pasara nada”, agregó, citando dos informes recientes de las oenegés Global Witness y Carbon Tracker. 

El primero, publicado en abril, estimó que los cinco billones de dólares de proyectos de inversión previstos a largo plazo en el sector de los hidrocarburos eran “incompatibles”  con el Acuerdo de París. El segundo, publicado en septiembre, trataba del año 2018 y extraía las mismas conclusiones.

Evolución lenta

 Aramco ocupa el primer puesto en la clasificación de mayores emisores de dióxido de carbono desde 1965, según un estudio del Climate Accountability Institute, un centro de investigación estadounidense, publicado el pasado miércoles por el diario británico The Guardian. 

BP, Shell y Total también forman parte de las 20 empresas del sector del petróleo, del carbón y del gas responsables de los 480.000 millones de toneladas de equivalente de CO2 expulsadas desde hace más de medio siglo, es decir, un tercio del volumen mundial, según el mismo estudio. 

Sin embargo, las principales compañías petroleras “registraron una evolución en los últimos años”, indicó Paul de Leeuw, director del Instituto de la Transición Energética de la Universidad Robert Gordon. 

“La cuestión que se plantea a continuación, y que ocupa el centro del debate actual, es la velocidad a la que podrán evolucionar”, agregó en una entrevista con la AFP. 

Según Bassam Fattouh, director de estudios sobre la Energía en el Instituto Oxford, “las compañías petroleras internacionales están realizando esfuerzos importantes para reducir sus emisiones de carbono (...) y se desarrollaron en el gas natural y en las energías renovables”. 

“Pero la sociedad, en el amplio sentido del término, considera que estos esfuerzos llegan demasiado tarde. El principal desafío para estas compañías será, pues, conseguir acelerar su transición sin socavar su rentabilidad”. 

Contactada por la AFP, Total destacó los entre 1.500 y 2.000 millones de euros anuales en inversiones en la electricidad hipocarbónica hasta 2025 y la puesta en marcha de una central fotovoltaica en el norte de Francia. Por su parte, Aramco reafirmó su compromiso con la cuestión, pero no aportó cifras.

Durante la conferencia, el jefe de BP defendió el gas como piedra angular de una lucha eficaz contra el cambio climático, y se jactó de los esfuerzos de su grupo para reducir las emisiones de metano. 

¿Estrategia de imagen?

Las petroleras están sometidas a una creciente presión, tanto de la clase política como de los ciudadanos, para que contaminen menos. La Royal Shakespeare Company (RSC), por ejemplo, decidió renunciar a las ayudas de BP. 

Por otro lado, el foro Oil and Money decidió cambiar de nombre a partir del año próximo, cuando comenzará a llamarse Energy Intelligence Forum. 

Y el New York Times, uno de los más viejos patrocinadores del salón, decidió dejar de asociarse al acto, lo que animó al organizador del mismo a cambiarle el nombre.

Unas medidas que Greenpeace tachó de 100% greenwashing (lavado de imagen para parecer más ecológico). Algunos de sus activistas, durante una cena del foro, sacaron una pancarta que rezaba “criminales climáticos” dirigida a BP y Shell. 

Por su parte, el colectivo ecologista Extinction Rebellion también saboteó la reunión, activando una alarma en el hotel en el que estaba teniendo lugar, además de organizar varias manifestaciones en la ciudad. 

 

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