El Heraldo
El panorama de abandono en algunas zonas del aeropuerto Ernesto Cortissoz, como los jardines, por ejemplo, es palpable. Giovanni Escudero
Barranquilla

El Cortissoz se deteriora en espera de la concesión

En manos de Aerocivil desde 2012, el aeropuerto hoy muestra descuido en zonas en que se destacaba, como sus jardines.

De internacional, al aeropuerto Ernesto Cortissoz de Barranquilla ya solo le queda el nombre, a juzgar por el estado de deterioro en que se encuentra su infraestructura. Esa es la opinión de muchos de quienes a diario lo utilizan.

Así lo aseguran viajeros frecuentes que consideran que, además de las continuas fallas en el aire acondicionado, falta mantenimiento en el sistema de iluminación, los baños y los jardines.

Durante un recorrido que realizó EL HERALDO por diferentes áreas, encontró estos y otros puntos que reflejan la progresiva decadencia del terminal aéreo.

Lo más preocupante para sus usuarios permanentes es que mientras la licitación para entregar el Cortissoz en concesión a un nuevo operador demora en llegar, el deterioro sigue agravándose. Una situación a la que viene expuesto, en opinión de muchos, desde el 29 de febrero de 2012, cuando lo asumió Aerocivil.

INCIIDENTE EN BAÑOS

El jueves a las 8 de la mañana, este medio fue testigo de una emergencia que se presentó en los baños del segundo piso, que colapsaron e inundaron de agua servida toda el área.

Dotado apenas de un trapero, un balde y una escoba, un solo operario trataba de controlar la situación.

Al hombre le resultaba difícil superar el problema, y mientras intentaba contener el agua, los viajeros que hacían filas para ingresar a las salas de espera presenciaban la escena.
Uno de estos pasajeros era el representante a la Cámara por el Atlántico Mauricio Gómez, que se quejó además del mal olor que emanaba del sanitario de los hombres.

“Le falta una mayor atención al aseo. Y si esto pasa en el de los hombres creo que la misma situación debe pasar en el de las mujeres. Es algo insoportable”, afirmó el político.

quejas por calor. El servicio de aire acondicionado es ineficiente y convierte algunas áreas de la edificación en un baño sauna, ante las altas temperaturas que se registran en Barranquilla. Una situación que usuarios vienen denunciando desde hace meses.

A las 6 de la mañana, a pocos  minutos del despegue del primer vuelo a Bogotá, los pasajeros vivieron momentos desesperantes por el calor.

 

 

En la sala número 6 de abordaje del muelle nacional, una mujer en jean y camisa manga larga negra se recogía el cabello en cola de caballo tratando de amainar la sofocación, al tiempo que con un pañuelo empapado en una rica fragancia se enjugaba el sudor que le brotaba casi a chorros. “El colmo de este aeropuerto, qué bochorno y todo encerrado”, reclamaba con acento bogotano.

El aeropuerto Ernesto Cortissoz, según cifras de la Aerocivil, atiende a 6.200 usuarios diariamente, a los que les toca soportar el calor sofocante cada vez que falla el sistema de refrigeración. Los ductos de refrigeración, cerrados, sucios y oxidados son otra muestra de las condiciones de algunas áreas del Cortissoz, que desde febrero de 2012 es administrado por la Aeronáutica Civil tras recibirlo de manos de Acsa, su antiguo operador.

“A nosotros nos da pena porque por aquí abordan o llegan muchos turistas, no solo de otras regiones de Colombia sino de otros países, quienes tienen que soportar el calor. Hay que ver cómo se enojan, pues seguramente no ven una situación de estas en otras partes”, comenta uno de los funcionarios al servicio de la Dian.

Igual pasa con el sistema de iluminación, al que por el estado en que se encuentra, tampoco se le hace mantenimiento. Basta con observar el techo para detectar en varios puntos lámparas dañadas o en muy mal estado en baños, cafetería y en las salas de espera nacionales e internacionales.

Un viajero frecuente del aeropuerto, el empresario inmobiliario Fernando Cepeda, que viajaba en el vuelo de las 8 a.m. a Bogotá, también se quejó del estado del terminal aéreo. “Creo que si dotan el aeropuerto de un buen sistema de aire, la cosa mejoraría, porque hay que reconocer que hay más oferta de servicios”, asegura. 

RETRASOS EN VUELOS.

Maritza Pérez, una comerciante que viajaba a Valledupar, se quejó porque su vuelo, que debía salir a las 7 y 30 de la mañana, estaba retrasado y la aerolínea no le daba explicación. “Me parece el colmo, me pidieron mi número celular y me dijeron que me llamaban. Yo viajo a una cita de negocios para retornar hoy mismo”. 

Luego se quejó del calor. “No puedo creer que el aire acondicionado siga dañado. Espero que con el nuevo operador las cosas mejoren en este aeropuerto”.

Uno de los sitios donde se concentra más el calor es la cafetería en el segundo piso, porque el sol pega directamente sobre los vidrios panorámicos que dan a la pista, por donde se pueden ver aterrizar y despegar los aviones.

Se vuelve tan denso el calor a mediodía que el ambiente no invita a quedarse a almorzar allí. El lugar más cómodo y fresco está en el primer piso, en la terraza-mirador, que tiene un salón con aire acondicionado independiente, y el servicio es de 6 a.m. a 6 p.m.

En el muelle nacional, donde están situadas desde la puerta 6 a la 13, cada una con zonas de espera para los pasajeros, la situación no es diferente. La temperatura es agobiante y aún más cuando las salas están completamente llenas, y por los ductos de aire no sale nada.

Con lo que encuentran a la mano, los usuarios tratan de abanicarse y secarse el sudor que corre a borbotones. Y por la falta de suficientes sillas, muchos deben esperar de pie, lo que agrava el calor. Para el acceso a las aeronaves, solo hay 4 puertas (las 6, 7, 8 y 9) y disponen de puente de abordaje.

Para solucionar el problema de refrigeración, Raúl Donado, gerente del aeropuerto, dijo hace más de un mes que una solución temporal era la compra de 15 unidades de aires pequeños, para ubicar en algunos pasillos, pero eso aún no se ha cumplido.

La solución definitiva es la compra de un nuevo sistema  de aire acondicionado que cuesta $2.500 millones, pero según la Aerocivil, eso le corresponde al nuevo operador que gane la licitación.

En esta zona hay cinco negocios de alimentos y uno de bebidas, y aunque atiende de 6 a.m. a 10 p.m. en varias ocasiones, como la hora del almuerzo, sus vendedores los cierran o los dejan solos, tal como ocurrió a la 1 y 30 de la tarde, cuando una pasajera intentó ingresar a la tienda de dulces a comprar algunos chocolates, pero lo encontró cerrado.  Asombrada preguntó: “¿cómo es que cierran la tienda en horas en que hay viajeros?”.

A algunos, incluso, les faltan condiciones mínimas de aseo.

JARDÍN DESCUIDADO.

Uno de los aspectos que más llamaba la atención apenas se aterrizaba en el aeropuerto era su bien cuidado jardín, que hoy se encuentra en estado de abandono. Algunas palmeras taladas y otras se han ido secando, al igual que las plantas ornamentales y la grama.

Además de la crisis administrativa del Cortissoz, otra situación que preocupa a viajeros frecuentes como Gary espitia es la disminución de los vuelos nacionales e internacionales, sobre todo en la última década. “No es posible que en el Rafael Núñez de La Heroica tengan más destinos internacionales que Barranquilla”, dijo Espitia, que el jueves pasado abordó un vuelo a Montería.

En la década del 30, cuando empezó a operar el antiguo aeropuerto de Soledad (que se convirtió en terminal de carga luego de inaugurado el Cortissoz en 1981), se convirtió en el principal centro de operaciones de la Scadta con vuelos a Panamá, Kingston,  Miami, Londres, Nueva York, Antillas Holandesas, Jamaica, Haití y República Dominicana, tal como lo relata Jaime Escobar Corradine en un artículo para Aviancol.net. Actualmente salen 23 vuelos semanales internacionales, 7 frecuencias de la ruta Barranquilla-Miami de Avianca, 14 frecuencias de la ruta Barranquilla-Panamá de la ruta Copa Airlines, y dos semanales a Aruba y Curazao de InselAir.

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