Después de hacer su rutina diaria de ejercicios, Donaldo Martínez, de 70 años, llegó al estadio Romelio Martínez, uno de los puntos destinados a la vacunación para cumplir con su 'cita más importante'.
A las 9:50 de la mañana, cuando el sol empezaba a calentar con más fuerza, Martínez era el último de una larga fila de adultos mayores, que como él aguardaban por ese momento en el que los llamaran a lista y les aplicaran su vacuna.
Entre chistes, chanzas y comparaciones, Donaldo rememoraba –junto a sus vecinos de fila– la época en la que tenía que hacer la misma fila para ver jugar al Junior, de eso hace más de 30 años, según sus propias palabras.
'Uno llegaba emocionado y entre empujones se hacía la fila que le daba la vuelta al estadio, y bueno uno esperaba, hoy con más razón porque es para mantenerme a salvo', narró.
Esta vez se jugaba su propio partido y lo hacía contra un rival que ataca con fuerza a los de su equipo, los mayores de 60.
Poco a poco se iba acercando al arco, la puerta del Romelio, que habilitó ocho módulos para ofrecer una rápida atención.
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