Un total de 32.873 estudiantes de último grado de bachillerato en el Atlántico –19.136 de ellos en Barranquilla– madrugaron ayer para realizar las pruebas Saber 11, con las que definirán su posibilidad de ingresar a una universidad.
Ayer a las 7:30 de la mañana, las caras de los recién levantados estudiantes de último grado se veían aún somnolientas en las entradas de las 33 instituciones elegidas para realizar la prueba.
Muchos de ellos, provenientes de distintos municipios del Atlántico, tuvieron que llegar desde el día anterior para presentarse al examen.
Al entrar a las aulas se encontraron con los jefes de salones, que en sus manos poseían las preguntas, que para algunos se convirtieron en un dolor de cabeza y que para otros serán la oportunidad de lograr lo que muchos quieren: conseguir una beca en una institución de educación superior.
En un salón de la Universidad del Atlántico, que fue la que más estudiantes recibió –aproximadamente 3.000–, el encargado del salón repartió los cuadernillos con su respectiva hoja de respuesta. Dio las indicaciones para su realización y el reloj empezó a correr. La primera sesión, que duró cuatro horas y media, y que tuvo preguntas sobre ciencias naturales, lectura crítica, matemáticas, sociales y ciudadanas, cerró a las 12 del mediodía.
Algunos empezaron por el tema que más se les dificultaba, otros por el más fácil. Los lápices sonaron rellenando las opciones de respuesta y todos se sumaron al silencio.
Las caras de sueño cambiaron por expresiones de confianza; otras por preocupación. No faltó el que estaba mirando lejos, el que leyó y respondió rápidamente, el que lo dejó todo a la suerte y el que marcó todas ‘C’, 'porque esa era la correcta'.
La mañana transcurría y los pupitres se iban desocupando. Unos terminaron más pronto que otros y las salidas se llenaron para esperar al compañero y preguntarle '¿cómo te fue?'
A las 12 todos salieron. Enseguida, se empezaron a escuchar los comentarios sobre la prueba. 'Matemáticas estaba facilísimo', 'ese Pilo Paga me lo gano como sea', 'los simulacros me parecieron más difíciles', 'hubo una de lectura que no di para contestarla', 'ya quiero terminar para irme a la casa'.
En la puerta de la Universidad del Atlántico se aglomeró un grupo de padres que esperaba por la salida de sus hijos. Era el caso de Santander Ahumada, que llegó ayer con su
esposa desde Bálsamo, Magdalena, para acompañar a su sobrino.
'La idea es que saque un puntaje para aspirar a una beca. Viajamos una hora y media ayer desde el pueblo y nos estamos quedando con unos familiares', expresó el señor, alzando la mirada para ver si su sobrino salía entre los jóvenes.
'Aspiro a ganarme una beca para poder estudiar comunicación social y periodismo', dijo Luisa Reyes, que llegó temprano desde Puerto Colombia a presentar las pruebas.
En el Biffi La Salle, mientras los bachilleres estuvieron 4 horas respondiendo preguntas, Joan Solano vio una oportunidad de negocios. Llegó desde las 8 de la mañana a las puertas del colegio para montar su puesto de comidas. Junto a él, otros vendedores aprovecharon el examen para aumentar sus ventas.
A la 1 y 30 de la tarde y todos los estudiantes regresaron a sus respectivas aulas. Las caras de cansancio se empezaban a notar. Nuevos cuadernillos fueron entregados, esta vez con la materia de inglés. Por 4 horas y media más, los jóvenes pusieron a prueba lo aprendido en el colegio.
Al finalizar la jornada, algunos salieron con expresiones de alivio. Un peso de sus espaldas los había abandonado, según admitieron. La hora de graduarse está más cerca.
La secretaria de Educación Distrital, Karen Abudinen, estuvo haciendo un acompañamiento por las diferentes instituciones para verificar que el desarrollo de la prueba no tuviera inconvenientes. 'Barranquilla es una de las ciudades que mejor se encuentra en organización de las pruebas Saber 11', dijo la secretaria.