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Por todos los frentes, y por donde se mire, las elecciones presidenciales de Bolivia son históricas.

Por un lado, por primera vez se elegirá a un presidente en segunda vuelta y, además, este será de derecha, enterrando la posibilidad de que el tradicional partido MAS (Movimiento Al Socialismo) llegue al poder, algo que no sucedía en 20 años.

La cita que tienen hoy los bolivianos está en la mirada de toda Latinoamérica, pues se trata de un hecho que marca un precedente de lo que ha venido ocurriendo en algunos países de la región: el viraje a la derecha, lo que indica, de acuerdo a analistas, que la izquierda está más fraccionada que nunca.

Bajo ese panorama, el nuevo ciclo político en Bolivia estará definido entre el senador centrista Rodrigo Paz y el exmandatario conservador Jorge Quiroga.

Paz y Quiroga (2001-2002) fueron los dos candidatos más votados en las elecciones generales realizadas el pasado 17 de agosto, en las que también se renovó al Parlamento nacional para el próximo quinquenio, aunque ninguno obtuvo el porcentaje suficiente para proclamarse vencedor en la primera vuelta.

En la votación de agosto, el senador centrista, que se postula por el Partido Demócrata Cristiano (PDC), obtuvo el 32,06 % y el expresidente conservador, que representa a la alianza Libre, logró el 26,70 %.

Las encuestas muestran como favorito a Quiroga, aunque Paz ha puesto en duda la efectividad de estos estudios porque en la primera vuelta lo mostraron inicialmente en los últimos lugares, pero terminó siendo la revelación de esa votación.

Ambos candidatos prometen acciones inmediatas para sacar a Bolivia de la crisis económica en que está sumida, Quiroga con una inyección de dólares para la que acudirá a organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y Paz con la llegada de combustibles que afirma tener ya asegurado para resolver el actual desabastecimiento.

“Viejo neoliberalismo”

En diálogo con EL HERALDO, Gabriel Villalba Pérez, abogado, analista político boliviano, aseveró que el país ya no puede hablar de errores u omisiones, en este caso de la izquierda, sino de políticas concretas “que han derivado en la crisis actual”, señaló.

Por esto, Villalba responsabilizó en gran parte al actual presidente, Luis Arce.

“Hoy los bolivianos enfrentan una encrucijada entre Rodrigo Paz y Jorge Tuto Quiroga, debido a decisiones de Arce que provocaron escasez de combustibles, incremento de precios y pérdida de reservas”, explicó.

De acuerdo con el analista, hubo dos políticos clave del actual Gobierno que enterró a Bolivia en una crisis económica, política y social.

“El 8 de febrero de 2023 se anunció un tipo de cambio diferenciado para exportadores. Se crearon dos tipos de cambio en Bolivia, lo que generó especulación del dólar y escasez de divisas, afectando las importaciones y exportaciones”, recordó.

Por ello insistió en que las políticas de Arce “generaron un caldo de cultivo de crisis social y económica”. Todo esto, sumado a las corrientes políticas de ambos candidatos, pinta un panorama “sombrio” para Bolivia, según el analista.

Villaba califica lo que está ocurriendo como un regreso al viejo neoliberalismo y un “reposicionamiento de la geopolítica imperial”, argumentando la cercanía de Quiroga y Paz con Estados Unidos.

“La geopolítica de Trump muestra un imperio en contracción que busca retomar el control de América Latina, su ‘Gran Isla Americana’. Por eso, países como Argentina, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia son estratégicos”, explicó.

A su juicio, la izquierda de Bolivia se “desdibujó, obligando a los bolivianos a elegir entre una ultraderecha y una derecha moderada”.

“Los ciudadanos deberán elegir entre dos opciones de derecha. Muchos votarán por el ‘mal menor’, que sería Rodrigo Paz”, concluyó el analista político.

El ascenso de la derecha

David Inca, activista y defensor de derechos humanos boliviano, al igual que Villalba, considera que el ascenso de la derecha en este país fue fruto de una división interna en la izquierda, propiamente del MAS-IPSP, y no de méritos políticos.

“Esa división traicionó los principios revolucionarios que antes representaba Evo Morales. El MAS era un solo bloque hasta antes de 2023, pero a partir de ese año se fragmentó en tres facciones irreconciliables. Esa división fue la que permitió el ascenso de la derecha, no su capacidad política”.

Inca cuestionó duramente las estrategias de los candidatos que pretenden llegar a la Casa Grande del Pueblo (Palacio presidencial).

“Lo único que plantean es pedir préstamos al Fondo Monetario Internacional, al Banco Mundial o buscar favores de Donald Trump. Pero esas ayudas siempre tienen condiciones: recortar el Estado, reducir inversión en educación, salud y quitar beneficios laborales”, afirmó.

“Bolivia no es Argentina”

Cualquiera de los dos candidatos tendrá enormes desafíos y retos por enfrentar, sobre todo por una crisis política y económica marcada.

Para las elecciones de 2020, Arce había prometido recuperar la economía de Bolivia, que ese año decreció un 8,74 %, debido a la pandemia, luego de registrar crecimientos sostenidos en distintas proporciones desde 1987. Pero un reciente reporte del Instituto Nacional de Estadística (INE) señala que el PIB de Bolivia tuvo un crecimiento negativo del -2,40 % en el primer semestre de 2025.

Además del panorama económico, David Inca expresó que el próximo presidente tendrá un enorme reto a nivel de gobernabilidad: “Por primera vez, un político que desprecia lo popular tendrá que acercarse a los sectores populares (...) Tuto Quiroga está más alineado con los republicanos, y Rodrigo Paz con los demócratas, pero ambos dependen del apoyo estadounidense. El problema es que Bolivia no es Argentina: aquí hay una organización social fuerte y vigilante”, aseveró.

Bolivia convocará a 7.567.207 ciudadanos y otros 369.308 en 22 países a las urnas.