La Federación Nacional de Comerciantes (Fenalco) manifestó su preocupación por el difícil momento que vive la tienda de barrio desde finales de 2022 y que se refleja en un estancamiento en la dinámica de las ventas.
De acuerdo con Jaime Alberto Cabal, presidente de Fenalco, el crecimiento de los ingresos de las tiendas de barrio en lo corrido del año está por debajo del crecimiento económico general que en el primer semestre fue del 2,4%.
A su vez, manifestó que, incluso, los reportes de una muestra representativa de estos microempresarios arroja una variación negativa o en el mejor de los casos sensiblemente igual a cero en términos reales, es decir descontando los efectos de la inflación.
El mal comportamiento de las ventas en este año lo confirma también un reporte reciente de la firma Servinformación según el cual, hasta el mes de julio, las ventas promedio por tienda en valor arrojan una disminución de 1,9%.
El vocero de los comerciantes destacó el hecho de que la inflación de alimentos y bebidas no alcohólicas últimamente ha tendido al alza. “Mientras que el IPC total en julio aumentó 0.28%, el de los alimentos lo hizo en 0.82%, afectando en mayor medida a los hogares de estratos bajos, y mientras que en los primeros siete meses de este año la inflación total sube un 4.02%, la de alimentos registra una variación de 5.65%”.
“En la medida en que los precios de los alimentos suban más que los del resto de la canasta familiar, los pobres sufren en mayor grado una merma en sus de por sí menguados presupuestos, afectando indirectamente en forma negativa las ventas de los tenderos de barrio”, añadió.
Es generalizada y persistente la queja de los tenderos acerca del efecto que ha tenido el aumento en un 20 % de los impuestos a bebidas azucaradas y a alimentos ultraprocesados, que son parte esencial del portafolio de productos ofrecidos en el canal tradicional.
“Aparte de este factor, debemos mencionar que la inflación se resiste rebeldemente a bajar y continúa bordeando el nivel del 5 % desde noviembre del año pasado, lo cual afecta el poder adquisitivo de las familias, en particular las de bajos ingresos”, dijo Cabal.
En ese sentido, añadió que en algunas zonas del país como en la región Caribe, los servicios públicos en los últimos años han subido fuertemente, afectando las de por sí precarias finanzas del tendero de barrio.
Cabal indicó que en este año se han agudizado los problemas de inseguridad para los tenderos. “Se han multiplicado las extorsiones, el hurto, las amenazas, el boleteo, el atraco a mano armada, y esto ha obligado a muchos tenderos a tener que poner rejas en sus locales como elemento de protección: estamos regresando tristemente a los niveles de inseguridad que vivíamos a comienzos de siglo”, añadió.
Por otra parte, Fenalco destacó un reciente documento del departamento técnico del Banco de la República que derrumba el mito según el cual los almacenes de descuento duro, denominados hard discounters, están quebrando a las tiendas de barrio. Contrario a la preocupación inicial, la llegada de tiendas de descuento (hard-discount) a los municipios de tamaño intermedio en Colombia ha generado un impacto positivo en el empleo, después de la apertura de la primera tienda en estos lugares, la tasa de ocupación es aproximadamente 4 puntos porcentuales por encima en comparación con aquellos donde no operan estos formatos.
El estudio del Banco de la República titulado “¿Cómo las tiendas hard discount han transformado las economías locales?” y que acaba de publicarse, no encontró efectos negativos sobre el empleo informal, donde se ubican principalmente los propietarios de las tiendas de barrio. Por el contrario, se observaron resultados positivos en los indicadores de empleo formal y en la recaudación de impuestos, lo que sugiere un impulso a la formalidad económica.
La investigación utilizó técnicas econométricas para comparar la evolución de variables económicas y de empleo en municipios con y sin presencia de estas tiendas, como D1 y Ara.
Los resultados positivos y persistentes sugieren que las tiendas de descuento generan beneficios a través de encadenamientos con el aparato productivo local. Estos encadenamientos se darían principalmente con los sectores agrícola y manufacturero, que crecen para satisfacer la nueva demanda de productos de marca propia que caracteriza a estos formatos.
Al respecto, el presidente de Fenalco señaló que la culpa del flojo comportamiento del canal tradicional en el presente año no se puede atribuir al crecimiento de las tiendas de descuento.
“Al tendero hay que apoyarlo con programas de formación, con asistencia técnica, con líneas de crédito expeditas y acordes a su actividad, con esfuerzos por parte de los proveedores para estimular su modernización, y también con políticas públicas que reduzcan al máximo la tramitomanía”, puntualizó el vocero gremial.