El Heraldo
El Frente Rojiblanco Sur, una barra del Junior, publicó en su cuenta de Twitter una caricatura de García Márquez con la camiseta del equipo barranquillero, del cual era hincha.
Deportes

Gabo y el deporte, clímax en el Junior de Heleno y ‘Memuerde’

Nuestro premio Nobel fue un hincha furibundo del Junior, del que se enamoró cuando vio un partido en 1950. Reconoció su admiración por Pambelé y dijo que el boxeo era lo más parecido al periodismo.

Una muestra de que los logros de sus compatriotas en el deporte no eran indiferentes para Gabriel García Márquez la dio en una oportunidad cuando asistió a una reunión de ilustres colombianos en Madrid.

 

Apenas el Nobel ingresó al recinto alguien gritó voz en cuello: “Acaba de llegar el hombre más importante de Colombia”. Gabo, con su habitual naturalidad, miró para todos los lados del salón antes de preguntar a los presentes: “¿Y dónde está Kid Pambelé?”, en una clara alusión de que el hijo de San Basilio de Palenque, campeón mundial welter junior, lo superaba en grandeza.

El boxeo fue, sin duda, uno de los deportes que más llamó la atención de nuestro premio Nobel. De hecho consideraba a esta profesión como la más parecida al periodismo, con la ventaja de quae “siempre gana la máquina y la desventaja de que no se permite tirar la toalla”.

Pero Gabo también sintió pasión por el fútbol y desde temprana edad en su natal Aracataca, en cuyas calles, en los partidos de bola de trapo, solía volar de palo a palo (era arquero).

Años después, cuando estudiaba en el Colegio San José, de Barranquilla, un médico le aconsejó que jugara al fútbol por razones de salud, ya que leía mucho y no practicaba deportes.

Esta recomendación la siguió atendiendo en el colegio interno de Zipaquirá, donde se desempeñaba como defensa. No obstante, la idea de ser futbolista, le duró muy poco ya que desistió después de recibir un balonazo en el estómago que lo dejó sin aire.

Otro nexo de Gabo con el fútbol fue cuando decidió hacerse hincha del Junior. Así lo dejó consignado en su escrito titulado El Juramento, publicado en EL HERALDO el 5 de junio de 1950. Allí cuenta que asistió al estadio Municipal (hoy Romelio Martínez) para observar el partido entre Junior y Millonarios, motivado por la expectativa que había generado ese encuentro.

Narra que nunca jamás había llegado tan temprano a ninguna parte y que de ninguna tampoco había salido tan agotado. Afirma que, sin darse cuenta, terminó convertido en un hincha intempestivo y que había perdido el sentido del ridículo, una de las condiciones esenciales del hinchaje y de las que muchas veces se había ufanado.

En la crónica de ese partido, García Márquez se recreó afirmando que si los jugadores del Junior hubiesen sido escritores, Heleno De Freitas habría sido un extraordinario autor de novelas policiacas, “por su sentido del cálculo, sus reposados movimientos de investigador y sus desenlaces rápidos y sorpresivos, méritos suficientes para ser el creador de un nuevo detective para la novelística de policía”.

De Haroldo Carijó, otro brasileño, dijo que habría sido una especie de Marcelino Menéndez y Pelayo, “con esa facilidad para estar en todas partes a la vez, y en todas ellas trabajando”.

De Sebastián Berascochea escribió que habría sido un “autor fecundo” y de Gerson Dos Santos que habría sido “un gran crítico de artes”. Que Valerio De la Tour habría “escrito versos o inspirados poemas de largometraje”. De Ary Nogueira afirmó que “no podría decirse nada ya que sus compañeros no le dieron la oportunidad de demostrar sus más modestas condiciones literarias”.

Y de Alfredo Di Stéfano, el crack argentino de Millonarios, que también vio jugar esa tarde, también refirió que “si de algo este sabía era de retórica”.

Gabo entabló una gran amistad con Rigoberto Memuerde García, un delantero negro del Junior en la época de El Dorado. De este recordaba su fuerza para pegarle a la pelota, al punto que por poco mata a un arquero.

En sus memorias, publicadas en 2002, Gabo se declara abiertamente hincha del Deportivo Junior —así lo llamaba— y cuenta sus tardes en Los Almendros, una cantina al aire libre, ubicada al frente del estadio, tomando cerveza helada bajo los árboles floridos donde solo aceptaban a los fanáticos del equipo Rojiblanco. Cuenta que todos los de la redacción de EL HERALDO acostumbraban a irse temprano para dicho escenario.

Relata también cómo se editó el primer número de Crónica, el semanario cultural del que fue jefe de redacción y en el que quedó consignado la llegada de Heleno De Freitas al Junior, que inclusive fue portada.

Lo de Heleno fue un reportaje escrito por Germán Vargas, un reconocido fanático del fútbol. Al día siguiente de su publicación, que se agotó rápidamente, Junior y Sporting jugaban en el Municipal. “La revista misma estaba dividida porque Germán y Álvaro (Cepeda) eran partidarios del Sporting y Alfonso (Fuenmayor) y yo lo éramos del Junior”.


En las calles de Aracataca nació el amor de Gabo por el fútbol.

Sporting ganó 3-2, pero Heleno anotó el primer gol del partido con un remate de zurda desde el centro del campo. Pese a la derrota juniorista fue una gran tarde para Heleno y de satisfacción para Gabo y sus compañeros por el acierto que tuvieron al escogerlo como portada antes de jugarse el partido.

Cuenta Gabo que después de semejante portada no hubo poder humano que convenciera al público de que Crónica no era una revista deportiva sino un semanario cultural que honraba a Heleno De Freitas como una de las grandes noticias del año.

De la pelota caliente, dejó la mejor oda a ese deporte en todo el Caribe al afirmar que “lo único mejor que el béisbol, es hablar de béisbol”.

Sin embargo, en claro fuera de lugar quedó Gabo a mediados de 1994 cuando, convencido de que su país iba a ganar el Mundial de Estados Unidos, apostó un automóvil Mercedes Benz con Danilo Bartulin, quien fuera médico del expresidente chileno Salvador Allende.

De ese Mundial le quedó un recuerdo amargo por la tempranera eliminación de Colombia. La reprochaba que no hubiera podido anotar ni el gol de la dignidad y para él estaba eliminada desde el primer día.

El Junior que lo cautivó

En 1950, Junior volvió a participar en el campeonato profesional luego de que la Dimayor le levantara la sanción que la había aplicado un año antes por haber representado a Colombia en el Sudamericano de Río de Janeiro.

En ese Junior que se enfrentó a Millonarios y que cautivó a García Márquez, actuaban, entre otros, los brasileños Heleno De Freitas, Ary Nogueira, Vivinho, Marinho Rodríguez de Oliveira, Elba de Padua Lima ‘Tim’, Haroldo Carijó, Gerson Dos Santos y un uruguayo residente en Río de Janeiro: Sebastián Berascochea.

A esta colonia brasileña, traída por Mario Abello, se sumaban los criollos Efraín ‘Caimán’ Sánchez, Jimmy De la Espriella, Teddy Pacheco, Fulgencio Berdugo, Valerio De la Tour, Rigoberto ‘Memuerde’ García, Octavio Carrillo y Rodolfo Aycardi.

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