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Abrazaba a todo el mundo, brincaba, bailaba, gritaba. Harold Ramírez fue uno de los más entusiastas y emocionados en el festejo de Caimanes tras ganar la Serie del Caribe al derrotar 4-1 a los locales, Gigantes del Cibao, el jueves pasado en el estadio Quisqueya Juan Marichal, de Santo Domingo, República Dominicana.

El grandesligas cartagenero, que este año jugará en los Cachorros de Chicago, fue vital en la histórica conquista del equipo reptil. Su seguridad con el guante en los jardines y, sobre todo, sus batazos oportunos e indomables hicieron más agresiva a la novena de Barranquilla.

'Es algo inexplicable, todavía no lo creo, es algo increíble, después de no ganar ni un partido en los dos torneos pasados, logramos este título', expresó Ramírez haciendo alusión a las 10 derrotas consecutivas que Colombia acumuló en sus dos primeras participaciones en la Serie del Caribe (con Vaqueros de Montería en 2020 y Caimanes en 2021).

Ramírez, un pelotero de la ‘Gran Carpa’ que ha pasado por los Marlins de Miami y los Indios de Cleveland, se fajó una maravillosa temporada en la Liga Profesional Colombiana de Béisbol, donde fue el Jugador Más Valioso (MVP, por sus siglas en inglés) en la fase regular y en la serie final. Su derroche de ganas en cada juego (como si estuviera disputando la Serie Mundial) y su poder en la caja de bateo, llevaron a los Caimanes a coronarse campeones nacionales y posteriormente en reyes del Caribe.

'El secreto del éxito de este equipo es la unión, la armonía y la fe en Dios', resumió el beisbolista de 27 años de edad, 1,78 de estatura y 99 kilogramos de peso.

'Tuvimos buena unión y armonía, buena comunicación con los coachs. Eso nos llevó hasta aquí', agregó ‘el Pitbull’, como lo apodan.

Ramírez destacó también el gran trabajo de la rotación de lanzadores abridores y del cuerpo de relevistas, que dominaron en el montículo y consiguieron la mejor efectividad en la competencia.

'Se pararon firmes en todo momento, no permitieron que los innings se fueran largos', resaltó Harold Ramírez.