Eran las 7:20 pm, cuando Ricardo Sanabria, su esposa Angie Redondo y la pequeña Salomé, de 3 años, llegaron a la Villa Bolivariana tras caminar 6 cuadras desde su casa en el barrio Villa del Carmen, al suroccidente de Santa Marta. Lo hicieron con la intención de ver algo de baloncesto y nado sincronizado, sin embargo, no pudieron porque los aforos del Coliseo Mayor y el Complejo Acuático se coparon.
Tras pasear por los contornos de los escenarios deportivos, se sentaron en un andén del área peatonal en adoquín, frente al estadio de softbol y a pocos metros de las piscinas y desde allí vieron extasiados el ir y venir de gentes.