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En la filmografía de Derek Cianfrance, el drama siempre late debajo de la piel de lo cotidiano. Lo hizo en ‘Blue Valentine’ y ‘The Place Beyond the Pines’, donde exploró el amor y la paternidad con un pulso casi documental. En ‘Un buen ladrón’, su nuevo trabajo, ese mismo ojo sensible se posa sobre una historia tan inverosímil que el propio director dudó de su veracidad.

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“Oí hablar de un tipo que había robado 45 locales de McDonald’s, se había fugado de prisión y había vivido escondido en un Toys ‘R’ Us durante seis meses, mientras asistía a una iglesia”, recuerda Cianfrance. “Pensé: ‘Bueno, eso suena como una película divertida’. Pero no sabía si había una historia ahí o no”.

La historia existía, y se llamaba Jeffrey Manchester: un exsoldado de la 82ª división aerotransportada del ejército estadounidense, que regresó de Oriente Medio a un país que no sabía qué hacer con él.

Sin dinero y con una familia que mantener, Manchester decidió aplicar su entrenamiento militar a un propósito tan torcido como metódico: robar cadenas de comida rápida por los techos, justo antes de la apertura. Así nació ‘Roofman’, un ladrón insólitamente educado, que pedía a sus víctimas que no se asustaran y les daba tiempo de rezar antes de irse con la caja fuerte.

Capturado en 1999 y condenado a 45 años de prisión, Manchester escapó en 2004 escondido debajo de un camión y, durante medio año, vivió dentro de una tienda de juguetes, vigilando a los empleados con monitores para bebés y alimentándose de M&M’s. Desde su escondite conoció a Leigh Wainscott —en la película rebautizada como Leigh Moore—, una madre divorciada y creyente devota con la que comenzó una relación sin que ella supiera quién era realmente.

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“Creo que simplemente se arriesgó porque necesitaba socializar, quería sentirse querido. Quería volver a sentirse humano”, recordaría la verdadera Leigh, que hoy habla del episodio con una mezcla de desconcierto y compasión.

Photo Credit: Davi Russo/Cortesía Diamonds FilmsChanning Tatum stars in Paramount Pictures' "ROOFMAN."

El tono de un sueño roto

Channing Tatum interpreta a Manchester con una melancolía casi física, alejado de su imagen de galán. “Derek me dijo: ‘Escribí esto, y lo escribí para ti. Espero que te guste y quieras hacerlo’. ¿Te imaginas lo aterrador que es eso?”, cuenta el actor entre risas. “Pero lo leí y me encantó. Me encantan las películas de Derek. Tiene un tono muy particular. Es un alma profundamente sensible, siempre interesada en lo que sucede debajo de la superficie”.

Tatum —que ya ha demostrado su versatilidad en dramas como ‘Foxcatcher’ o ‘Dog’— da vida a un personaje tan inteligente como torpe, un hombre que entiende la arquitectura de los edificios pero no la de los sentimientos humanos. Cianfrance lo define con precisión: “Jeff es el tipo más listo y tonto que jamás conocerás. Puede detectar los puntos débiles de una estructura, pero no sabe cómo sostener una relación sin destruirla”.

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Esa contradicción se convierte en el corazón de la película: un relato sobre alguien que puede escapar de una prisión, pero no de sí mismo.

Kirsten Dunst, la mujer que vio al hombre detrás del ladrón

En el papel de Leigh, Kirsten Dunst encarna la mezcla de candidez y fortaleza que define a la película. “El guion era sumamente agradable y estaba bien escrito, y las circunstancias resultan creíbles. Ni siquiera sabía que era una historia real cuando la leí”, comenta la actriz. “Era el tipo de película que yo quería ver, algo que ya no se hace, sobre personas reales”.

Dunst, que vuelve al cine tras el éxito de ‘Civil War’ y su nominación al Óscar por ‘The Power of the Dog’, construye a Leigh desde la duda y el deseo. “Es una sureña luchadora, con dos hijos, divorciada, que encontró una comunidad en su iglesia. Al ser madre soltera, intenta hacerlo todo, y lo está logrando. Cuando se enamora de Jeffrey, no sospecha nada, pero su instinto le dice que hay algo raro. A veces no queremos descubrir la verdad porque no queremos destruir lo que sentimos”, explica.

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Para Cianfrance, la relación entre Jeffrey y Leigh es el eje moral del filme. “En el centro de la película está esa relación esencial. Él no entiende lo que significa ser padre o pareja. Cree que ser padre es ser proveedor. Pero lo que aprende con Leigh y sus hijos es otra cosa: la cercanía, el afecto, la redención posible”.

Photo Credit: Davi Russo/Cortesía Diamonds FilmsChanning Tatum and Kirsten Dunst star in Paramount Pictures' "ROOFMAN."

Una historia de amor, fe y absurdidad

El resultado no es un thriller ni una comedia romántica, sino algo más imprevisible: una tragicomedia sobre el deseo de pertenecer. “Jeff era un auténtico Peter Pan”, señala el guionista Kirt Gunn, coautor del libreto. “Llevaba a la gente a vivir una aventura. Y al final, aunque hubo dolor, también hubo gratitud. Todos los que lo conocieron se sintieron parte de algo imposible”.

Esa mezcla de absurdo y ternura atraviesa toda la película. Las escenas en las que Manchester improvisa su refugio entre bicicletas y peluches, o en las que comparte rezos con la comunidad sin que nadie sospeche que es un fugitivo, oscilan entre lo grotesco y lo conmovedor. “No hay nada como Channing Tatum en una juguetería”, bromea Cianfrance. “Es como el payaso más triste que existe. Es un equilibrio entre la comedia triste y la trágica, algo que Channing maneja a la perfección”.

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Photo Credit: Davi Russo/Cortesía Diamonds FilmsChanning Tatum stars in Paramount Pictures' "ROOFMAN."

Cianfrance y su obsesión por la verdad

Fiel a su estilo, Cianfrance rodó en película de 35 mm para capturar la textura de 2004, el año en que ocurrió todo. Volvió a reunir al mismo equipo técnico de Blue Valentine —incluido el director de fotografía Andrij Parekh y la diseñadora de producción Inbal Weinberg— para reconstruir la época sin nostalgia, con una autenticidad casi artesanal.

“Los sets tenían que funcionar realmente, con líneas telefónicas e internet. Nada de artificios. Derek no trabaja de ese modo”, cuenta Weinberg. Esa obsesión por la realidad llega incluso al elenco: el pastor Ron Smith, la sargento Katherine Scheimreif y el propio camionero que ayudó a la fuga de Manchester interpretan versiones de sí mismos.

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“Quería ser justo tanto con Jeff como con las víctimas”, explica el director. “Por eso incorporé a las personas reales. Nadie sabe quién era Jeff Manchester. Yo quería que el público lo conociera no como un mito, sino como un ser humano que buscaba amor y terminó atrapado en su propia fantasía”.