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Este lunes arrancó la edición 20 de la Carnavalada, que se celebra en formato virtual por las redes de Ay Macondo y sus canales aliados.

Debido a que los organizadores 'más que una Carnavalada' han decidido hacer una 'conmemoración' de la fiesta popular, entre sus contenidos contemplan temas como el patrimonio y la salvaguarda, en el que resulta inevitable detenerse en un año sin aglomeraciones ni desfiles, y anunciado además como una oportunidad para conocer a fondo detalles de la fiesta.

En la jornada inaugural de la noche del 1 de febrero, tres especialistas, pero sobre todo amantes y participantes de la celebración, charlaron sobre las transformaciones en torno a la celebración declarada en 2003 Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad por la Unesco.

El gestor cultural y director de la Fundación Gabo, Jaime Abello Banfi, la docente y teórica de la fiesta Mirtha Buelvas, en conversación con Dario Moreu, director de la Carnavalada, coincidieron en que lo que se vivirá este año 'no es un carnaval', sino una especie de 'homenaje', que de ninguna manera reemplaza lo que ‘se vive y se goza’ sin las actuales restricciones sanitarias.

No obstante, hay asuntos distintos a un virus que han 'amenazado' la fiesta en los últimos años, como puntualizó Abello Banfi, y tienen que ver en parte con el 'modelo de negocio' que impone la fiesta y la misma 'institucionalidad'. En tal sentido dio como ejemplo las restricciones e impedimentos para —en años sin pandemia— hacer 'fiestas, verbenas, desfiles' en los barrios, sin hablar de 'los costos tanto para organizadores como para los espectadores, porque resulta que todo tiene cada vez más costos y más gravámenes'.

También preocupa, como señaló Moreu, que exista 'gran cantidad de legislación y normas policiales que reducen la posibilidad de la fiesta popular para diversificarse. Es imposible hoy hacer alguna fiestica en la cuadra, aun nosotros que manejamos eventos grandes nos cuesta demasiado por la cantidad de permisos, reglas e impuestos que implica', añadió.

Por su parte, Mirtha Buelvas dijo que este año es como 'un semáforo en rojo', que sirve para 'pensar si lo que estamos haciendo está permitiendo la salvaguarda. No es para imponer cosas, sino pensar, no como autoridades sino como gozosos de la fiesta, que la primera pauta para salvaguardar es quererlo, tener pertenencia, y eso empieza con conocerlo y hacerlo conocer. Uno no quiere lo que no conoce', agregó la sicóloga social con estudios en antropología.

'La fiesta de raigambre popular, proveniente de muchas partes del Caribe, nutrida con matrices europeas, cargada de un componente folclórico, de orígenes rurales y libertaria, esa fiesta se contradice con la vida urbana, regulada, complicada por la economía y las protecciones a la convivencia en una ciudad de casi 2 millones de habitantes, y en una era en la que se multiplican las restricciones normativas a todos', dijo Abello Banfi señalando el 'contexto institucional' que se ha convertido en una 'amenaza real' del evento.

A su vez, dijo que entendía 'la preocupación de la Policía por salvaguardar la seguridad colectiva, pero eso ha servido de argumento para restringir aspectos de nuestro patrimonio'. El miembro de la comparsa Disfrázate como quieras también señaló que las 'riquezas' del Carnaval 'no están garantizadas a perpetuidad'. Uno de los motivos de la salvaguarda y el conocimiento del patrimonio es 'porque las podemos perder, y cuando hablo de perder no quiere decir que no se pueda transformar, sino que francamente puede darse de que ya no exista nada, ni transformado, ni huella, como ha sucedido en otras partes. La cultura, y sobre todo en el aspecto inmaterial, es frágil. Hace unos 150 o 200 años había muchos carnavales en Latinoamérica y Europa, pero por muchos cambios sociales, políticos y económicos se fueron perdiendo'.

Buelvas aclaró que está 'en contra de la nostalgia y en pro de la vivencia de hoy', y que 'uno de los ingredientes del Carnaval es la emoción, la vivencia'. En tal sentido habría que hacer unos 'ajustes', ya que 'hemos considerado que lo patrimonial son las expresiones dancísticas, musicales, etcétera, que son parte fundamental; pero la fiesta es el contexto y el soporte de las danzas y la música, y es fundamental en cuanto a lo patrimonial'.

También dijo que a la fiesta 'no se le ha parado bolas' y se necesita 'estimular', aunque 'ahora no, ahora hay que cuidarse mucho, porque tenemos que protegernos por el virus [...]. No hacer fiesta ahora es proteger el Carnaval para cuando se pueda hacer'.

La docente también insistió en que 'el Carnaval tiene que dispersarse más por la ciudad, para que no se le ponga tanto tapón. En tal sentido, recalcó que influye mucho la manera en que 'se maneje el espacio' en el comportamiento de las personas. 'Hay cierto tipo de ambientes y contenidos que generan determinada convivencia', dijo Moreu, y como ejemplo dio las vallas, 'la cosa más agresiva que puede existir y está planteada supuestamente como un objeto de seguridad'.