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Para Manuel Vilas, el amarillo es un estado mental y es, también, un lugar. El lugar del dolor y el rencor. Cuando todo se colorea de amarillo, el ser humano sufre y se hunde en la inconsistencia. Amarillo –dice– es Ordesa (Alfaguara, 2018), su más reciente y desgarradora novela.

En este relato, Vilas desnuda su propia existencia a través de la vida y pérdida de sus padres. Su libro ha sido considerado en España como el mejor de 2018 y es que en él, este poeta y escritor nos insta a hurgar en lo más profundo de nosotros mismos.

Pregunta: 'Ojalá pudiera medirse el dolor humano con números claros y no con palabras inciertas'. El inicio de ‘Ordesa’ tiene una fuerza que descoloca, ¿cómo llegó a él?

Pregunta: Cerati dice que el amor es amarillo, pero para usted ese es el color del dolor, ¿por qué?

Pregunta: La novela es una declaración de amor a sus padres a través de la memoria. Y mucho del presente se explica desde el pasado, pero ¿qué tanto siente que se vive en el ayer o por los que han muerto?

Pregunta: Usted describe a su madre como una 'narradora caótica', pero en la novela da la sensación de que ese caos al relatar es tan suyo como de ella, ¿ve algo de maravilloso en eso, en cómo reconocer esa herencia?

Pregunta: ¿Cómo quiere que lo recuerden sus hijos?