Se están imponiendo nuevas tendencias políticas que, claro, generan conflicto. La cosa se inició en Europa y ya nos llegó. Empero, los indicados para construir cordura no entienden y no cesan su intolerancia. No buscan puntos de acuerdos ni se organizan para volver a ser opción, sino que persistentes y punzantes, agreden. Los grandes y masivos medios de comunicación liberalizantes no se resignan y atizan el fuego. Siempre se sintieron dueños de la verdad revelada y durante mucho tiempo manipularon la opinión pública, hasta que gradualmente fueron perdiendo influencia porque su propia soberbia los indujo a pasarse de piña en sus preferencias o intereses y a volverse contravía buscando a toda costa imponer lo que las mayorías detestaban. Entonces se ganaron la general antipatía y la gente comenzó a llevarles la contraria. O sea que la contravía se les devolvió cual búmeran y su radicalismo ha venido siendo arrasado por los votos. No entienden que mientras más virulentos ataquen algo o alguien mejor le va al atacado.
Al igual que la gran prensa bogotana cuando lo del plebiscito, la de Washington contra Trump, la de Londres cuando el Brexit y muchos ejemplos más, la gran prensa brasilera, con eco en toda América liberal, le lanzaron rayos y centellas, lo satanizaron y, además, trataron de asustar profetizando desastres si Jair Bolsonaro ganaba la elección presidencial. Claro, barrió con más de diez millones de votos de diferencia. Se impuso su eslogan: “Brasil por encima de todo. Dios por encima de todos”. O sea, un Brasil grande, con orden, correcto y decente. Comenzará a gobernar, seguro en medio de feroces ataques que contra su gabinete hará una izquierda intolerante que no se resigna a venir fracasando en todo, no entienden el sentido de la corriente hacia la derecha, y atacan y se oponen por sistema, no les importa lo que opine la gente. Así que Paulo Guedes, quien parece será su ministro de Economía, debe prepararse para un aguacero como los que cayeron a algunos colaboradores de Trump y como el que aquí le cayó al ministro Carrasquilla. No entienden que son los verdaderos enemigos de la paz.
Menos mal elegimos a Duque, quien con Martha Lucía ha entendido que el país lo que necesita es el equilibrio y la sensatez que hoy reclama el mundo. Y que, pese a que la gente está aburrida con los ‘Petros’, los Iván Cepeda, los ‘Robledos’, los abusos guerrillos y otros desastres que nos legó Santos, no es cosa de andar peleando, ni de agredir a nadie, sino de buscar consensos, acuerdos que conduzcan a un apacible y sostenido desarrollo.
Coletilla: hasta que acudieron a las vías de hecho. Es a lo que obligan la desidia e indiferencia del Estado frente a un atropello. Esta vez solo bloquearon la rotonda en la Avenida Tajamares, pero de persistir la terquedad después será toda la 51 B y quién sabe qué más, hasta que los escuchen. Es que el trazado muestra un evidente esguince para evitar afectar un inmueble, no importa que ello implique pasar por encima de la iglesia y de los feligreses.
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