Se siente. Ha sido de siempre. Barranquilla vs. el resto del país. Junior vs. Tolima más el resto fuera de nuestra República Independiente del Caribe. Andan con la perversa encima, repartiendo malas energías a todo lo caribeño.
Y, para más, la salida del equipo y la fiesta del Juniorismo, en el primer partido, que ha sido publicada y comentada en la prensa de medio mundo, los ha dejado con esa rasquiñita que les da en mala parte cuando el Junior anda en la buena.
El antídoto para los malos espíritus es poner los pies en la tierra. Que el partido ya lo están jugando los del Tolima comenzando por su presidente Camargo. Junior también lo está haciendo sin vocinglería, sin aspavientos, sin ofender y sin presumir.
El club está brindando todo para lograr el objetivo de la 11ª estrella. Concentración en el hotel cinco estrellas Dann Carlton, buen descanso, buena alimentación, todo a la mano y avión chárter.
Junior ha preferido el silencio que el dime que yo te diré. A pesar de haber ganado 3-0 hay respeto por el Tolima. El mismo que hizo una gran campaña y que es, todavía, el amplio favorito de los malas pulgas.
Que Junior haya ganado el primer juego no lo corona. Hay que jugar el de hoy en Ibagué, mentalmente fuertes, físicamente preparados, táctica y estratégicamente claros, sabiendo que hay una ventaja que luce amplia pero que es relativa.
Las grandes cosas se consiguen con pequeñas cosas. Como saber que, si bien una nueva estrella brilla en el horizonte, aún faltan por correr 90 minutos y más para alcanzarla. Sin presunción, con seriedad y calidad.
Y repeliendo las malas energías de los que les rasca aquello. Oídos sordos a la maledicencia, boca cerrada a los que incitan. El partido se jugará en la cancha. Y en la cancha se ganará…








