Desde el principio era sabido que aquí pasa mucho, pero que nunca pasa nada. Lo del proceso 8.000 levantó gran polvareda, terrible lo de la financiación de la campaña presidencial por parte del narcotráfico, el país revolucionado, se presentaron muchas demandas, pusieron a trabajar a la Comisión de Acusaciones de la Cámara, a los entes de control, al poder judicial, un alboroto gigante que finalmente quedó en nada, y ahí sigue Samper dictando cátedra y opinando, como si nada. Con este rollo de Petro será igual, no importa que los topes de financiación se rebasen, que los dineros parecieran provenir del gobierno venezolano, que las chuzadas reaparecieran, que se mostró una vez más el sospechoso manejo en efectivo de grandes sumas, no importa nada, otra vez las demandas, otra vez las declaraciones y contradeclaraciones, pero hasta ahí. Puro tilín tilín, y cero paletas. No le pasó nada a Samper, y tampoco pasará nada con Petro.
Es que lo importante no es la bulla, sino la cabuya. Mientras el país se distrae con cada rollo, las destructoras reformas siguen avanzando pese al anuncio de Racero, quien por un lado suspende las discusiones, y por el otro mantiene el Orden del Día para que continúe lo de la reforma a la salud. Y así será con todo el programa gubernamental petrista, distrayendo a la opinión mientras negocian con la U, los liberales, y los godos, partidos que por un lado cacarean no estar de acuerdo con las reformas, y por el otro van votando favorablemente todo lo que presente el gobierno. Contra ellos es que hay que actuar para barrerlos, como hicieron los españoles.
Coletilla porteña: toca nadar en contra de la corriente nacional pues, si en condiciones normales nos ignoran, de este inoperante y enrollado gobierno anti barranquillero nada se puede esperar. La tarea es entonces apelar a la iniciativa local para que, por ejemplo, apoyen decididamente una petición al Reino Unido, donde cuentan con una dependencia encargada del Patrimonio Histórico Británico allende sus fronteras que podría apoyar técnica y financieramente, dado que el muelle fue diseñado por ingleses, y construido con tecnología inglesa bajo la supervisión de ingenieros ingleses, vale decir que es un patrimonio histórico inglés. Si el gobierno local se interesa de veras, podría acudir al apoyo del señor Guy Worthington, rector del Colegio Británico y agente consular de UK, para explicarle que la restauración no es muy costosa, y que sería un hit inglés salvar lo que hoy es una histórica isla de concreto en riesgo de desaparecer.
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