¿Renunció el congreso?
En cada bloque de mármol veo una estatua, solo tengo que quitarle lo que le sobra” dijo Miguel Ángel.
“En cada proyecto de ley veo una ley, solo tengo que quitarle lo que le sobra y agregarle lo que le falta”, podrían haber dicho los congresistas o al menos los jefes de los partidos. Pero no. Bueno, primero hay que reconocer que el autismo político de Carrasquilla le impidió intentar negociar nada de su ambiciosa reforma tributaria y que el olfato de Duque, con afectación en boga, le impidió apreciar que “el palo no está para cucharas”. Es decir, no está para meterle artículos enojosos eventualmente transables en la poda acostumbrada. Si las comisiones del congreso se hubieran atenido a estudiar los artículos de la propuesta, podrían haber eliminado, modificado y agregado artículos a su juicio y habrían quedado cerca de lo que predeciblemente terminarán haciendo después de un largo y trágico rodeo.
La Asociación Nacional de Empresarios ofreció ser otra vez los que más ponen, como en todas las reformas del último cuarto de siglo. Pero, repito, así no fue. Cambio Radical, el partido Liberal y hasta el Centro Democrático, calcularon réditos políticos al denunciar artículos que consideraron improcedentes por el impacto económico, el agotamiento anímico y la ampliación de brechas sociales acumulados por la pandemia. Y procedieron a atacarla para “la galería” virtual de las redes sociales; baipaseándose a sí mismos y debilitando al ejecutivo lo suficiente para provocar el disparo de la amenaza permanentemente engatillada de “gobernar desde la calle” que Petro anunció al día siguiente de su derrota en las presidenciales. Retirada la reforma, paso innecesario pero exigido como trofeo por los protestantes, Pastrana le dio un empujoncito final al tambaleante ministro. Los egos por encima de los partidos, éstos por encima de la patria y de su siempre frágil democracia.
En adición al saqueo y destrucción de bienes públicos y privados, la minga caucana bloqueó Cali. Alejandro Eder, conocedor como pocos, afirma que en el norte del Cauca hay 20 mil hectáreas de coca, de las 200 mil que heredó este gobierno. Asevera también que su productividad se ha triplicado a 6 toneladas por hectárea al año y que, “al precio de referencia Santrich” de 10 mil dólares el kilo, representan 1.200 millones de dólares anuales, que necesitan el desgobierno. Petro, el azuzador, fue también el primero en comprender lo contraproducente del caos creciente y pidió “reclamar el triunfo y dejar las marchas”. En vano. Los viejos que se autodenominan comité del paro de los jóvenes olvidan que marchar es un derecho diferente a cogobernar. Estudiantes y otros marchantes, conscientes ya de su incapacidad de evitar el vandalismo y la violación de numerosos derechos de los demás, insisten en continuar sirviéndoles de mampara. Algunos congresistas aún se resisten a trabajar en una propuesta alternativa. “Ese es el trabajo de ellos ¡no el ser youtuber!” espetó Claudia López a María Jimena Duzán. Estoy de acuerdo. Por ahí vamos.
rsilver2@aol.com
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