En febrero de 2016 se presentó el primer video-render de lo que sería ese tranvía que recorrería la calle 30 desde el aeropuerto Ernesto Cortissoz a lo largo de 12 km., hasta la carrera 46 donde funcionaba la desaparecida “plaza del pescado”. Ahora el Distrito anuncia que en ese lote se construirán edificios para vivienda VIS, luego supongo que ese proyecto de transporte pasó al olvido, porque es ese el único predio disponible para una estación de tranvía en el centro de la ciudad. Se había anunciado que su valor sería de $2.2 billones, y que las firmas “A Todo Tren”, Cointer, Stadler Rail y Transder/Fenalca, mediante una APP aportarían el 70 %, equivalente a $1.54 billones, recursos que después se gestionarían ante el gobierno central para ser devueltos utilizando la figura de la Ley de Metros. El Distrito aportaría el 30 % restante, o sea $660.000 millones.
Y aquí viene mi gran inquietud: Medellín, ciudad con el mejor sistema de movilización del país, cuenta con dos líneas de Metro, cinco líneas del llamado Metro-cable, el llamado Tranvía de Ayacucho y el Metroplús. Medellín anunció recientemente su tercera línea del Metro por valor de $3.9 billones, de los cuales el expresidente Duque anunció el aporte del 70 % por parte de la Nación, que es lo que por Ley se compromete con estos sistemas de transporte masivo que se iniciaron con el Transmilenio de Bogotá. La Nación le aportará a Medellín $2.6 billones para construir su tercera línea del Metro cuando a Barranquilla no le aportaba ni un peso inicialmente para el Metro de la 30, y solo luego de construido es que se gestionarían los recursos para devolverlos a los privados extranjeros.
Obvio que ante esta realidad uno no puede entender cómo fue la vaina. ¿Cuál pudo ser una razón para que a Barranquilla, ciudad que en materia de transporte público está casi en la edad de piedra, para contar con una línea de Metro ligero que es de urgente necesidad, la Nación no aportaba el 70 % que sí aportará al de Medellín? ¿Quién le explica a los barranquilleros por qué aquí se necesitaba para nuestro minimetro socios con recursos iniciales privados y en Medellín no, sino desde el principio con plata de la Nación? ¿Cómo es que aquí el obstáculo fue no lograr el cierre financiero porque se recurrió a una APP con inversionistas privados con intereses exclusivamente en la rentabilidad mediante el valor del pasaje?
Ahora bien, además de esa incomprensible situación, hay una verdad no menos cierta, y es que debido a la estrechez de nuestras vías y por la trama urbana de Barranquilla, aquí no deberíamos pensar en un tranvía a nivel de calzada, sino en un medio de transporte elevado que no limite aún más las angostas calzadas, ni divida a la ciudad, como desafortunadamente sucedió con el Transmetro por la carrera 46, “Olaya Herrera”, y por la calle 45 “Murillo”, que truncaron la continuidad de muchas decenas de calles y carreras, afectando la movilidad, depreciando inmuebles y quebrando negocios. Lo único rescatable del iluso proyecto del Tren Regional del Caribe es la propuesta de la muy reconocida firma china BYD, que ofrece su experiencia en la construcción de trenes elevados y su interés de entrar en América latina, garantizando que el sistema elevado ofrece un 44% de economía y se construye un kilómetro por mes. Con esa información, ya deberíamos estar diseñando un tipo de transporte elevado por la calle 30 para aprovechar ese 70% que aportaría la Nación, tal como lo están haciendo Medellín y Bogotá con sus Metros. A ponerse las pilas o nos quedaremos en el pasado.
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