En días pasados, al abrir mi correo, me sorprendió un mensaje de manera muy particular, era de una amiga americana de nuestra adolescencia allá en 1966 cuando yo estudiaba en Michigan, Margaret Ackley. Margy era de un pequeño pueblo llamado Pickney, a unos 30 minutos de Ann Arbor, donde se encuentra la Universidad de Michigan. Verificando el texto del mensaje comprobé que sí era ella, y enseguida pensé, ¡Carajo, Margy aún se acuerda de mí, después de 54 años! Es lógico que fuera esa mi primera impresión. ¿Cómo habrá dado Margy conmigo? Bueno, ahora con Google, solo hay que poner “Nicolás Renowitzky Barranquilla”, y algo sale, pensé. Probé, y efectivamente, hasta fotos y otros perendengues aparecen enseguida. También salen mi hijo y mi nieto mayor que viven en Vancouver y ambos tienen el mismo nombre, que fue también el de mi padre y el de mi bisabuelo. Bueno, con esto de Google y los nombres me salí de la historia, y de pronto a algunos los voy a desilusionar porque no se trata de una “love story”, sino de esta que les voy a contar.

Después de preguntarme que cómo estoy y sobre mi familia, el interés de Margy era y es el de que como amigo y colombiano le comentara con franqueza qué tal es Medellín como un destino para retirarse con los ahorros y pensiones de ella y de su esposo. Me informó que desde hace años una organización encargada de promover los mejores destinos del mundo para incentivar a personas mayores que han logrado guardar unos ahorros y/o tienen pensiones de mediano o elevado valor, incluye a Colombia entre los diez mejores destinos. Pero ella hacía énfasis en Medellín porque una entidad promueve a esa ciudad como destino ideal.

Antes de responderle investigué sobre los países de esa lista, y en su orden aparecen de la siguiente manera: Panamá, Costa Rica, México, Ecuador, Malasia, Colombia, Portugal, Perú, Tailandia y España. Los puntajes están diferenciados por 15 categorías, así: Costo de propiedades para comprar, costo del arriendo, beneficios y descuentos que otorga el Gobierno, visas y residencia, costo de vida, facilidad para adaptarse a la cultura local, nivel de seguridad, entretenimientos, acceso a la salud, estilo de vida saludable, nivel de desarrollo y tecnología, sistemas de transporte, climas durante el año, facilidad para comunicarse en inglés y amabilidad de su gente. A cada una de las anteriores les han otorgado un puntaje como país.

Aproveché para referirme a Barranquilla, a nuestras ventajas, a la inmediatez del mar, a nuestra idiosincrasia y cultura, a la cercanía de Cartagena y Santa Marta, le hablé de nuestro malecón, del carnaval, del gran desarrollo que la ciudad ha tenido y los planes que hay para seguir mejorando, que Medellín es una ciudad andina y Barranquilla es una ciudad caribe en la que se vive muy rico, y de otras cosas más. Por eso me agradó al escuchar a nuestro alcalde Jaime Pumarejo en su entrevista de fin de año con la directora de EL HERALDO, Érika Fontalvo, manifestar que el Distrito está diseñando un proyecto para atraer a esos pensionados a nuestra ciudad, con incentivos especiales y con una agresiva y bien diseñada campaña internacional, porque un extranjero que se venga a vivir a nuestra ciudad con recursos “importados”, dinamiza la venta de finca raíz, es un cliente potencial para nuestros restaurantes, almacenes, supermercados, etc., y así se internacionaliza más Barranquilla.

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