No la tiene fácil la nueva ministra de Agricultura y Desarrollo Rural, Martha Carvajalino, en un sector donde hay mucho por hacer y todo lo que se haga es aporte al desarrollo y la paz.

En efecto, el campo no es solo producción agropecuaria, sino la vida de 14 millones de personas demandando educación, salud, agua, vías y un largo etcétera, que convierte a la ministra, además de administradora de su presupuesto, también en articuladora de recursos de otras carteras para darle al campo el tratamiento integral que ha faltado.

La pobreza, la ilegalidad y la violencia que azotan al campo son hijas del abandono y de la falta de integralidad, que ha hecho fracasar reformas agrarias limitadas a la entrega de tierra desnuda a campesinos pobres, convertidos en propietarios igualmente pobres.

Una nota periodística señala que el principal reto de la ministra es acelerar la reforma agraria, con la meta de comprar 600.000 hectáreas este año, de las cuales faltan ¡500.000! Nada fácil y, de lograrse, volvemos a lo mismo, tierra desnuda, pues poco se habla de los proyectos de la Agencia de Desarrollo Rural que la vistan de productiva.

Los ganaderos, dentro del convenio con el gobierno, vendimos la mayoría de esas 100.000 hectáreas y ya ofrecimos 600.000 a la Agencia Nacional de Tierras, además de nuestro saber técnico para implementar proyectos de ganadería sostenible.

Si me preguntan por prioridades de infraestructura, respondo sin duda: ¡vías!, pues no habrá desarrollo en un campo con más del 90% de sus 143.000 kilómetros sin pavimentar y hoy convertidas en barrizales. En Estados Unidos el desarrollo rural estuvo ligado a la construcción de vías adecuadas primero, así como el éxito de Brasil y el gran despegue rural chino. Así empieza una reforma integral.

Como ganadero, la prioridad para la ministra debe ser la leche, para destrabar las graves distorsiones que afectan a más de 350.000 personas que viven de producirla, en su mayoría campesinos minifundistas

Durante años he propuesto soluciones que hace poco renové, una vez más, en carta a la exministra Mojica, que ya está en manos de su sucesora. Solo una de ellas sería un buen comienzo, si la leche se incorpora por decreto en las dietas del ICBF y del Programa de Alimentación Escolar, PAE, con tantos cuestionamientos de calidad y corrupción.

Las vías terciarias, como la inseguridad, que destruye el desarrollo rural, no son del resorte de la ministra, pero, aun así, hay mucho por hacer, no solo para atender urgencias como la crisis lechera, sino para avanzar en soluciones verdaderamente integrales para el campo.

Mucho por hacer para recuperar el campo, sin lo cual, insisto …, nunca habrá paz de verdad en Colombia.

@jflafaurie