Desafortunadamente, a pesar de las campañas que año tras año recomiendan evitar el uso de la pólvora en las fiestas decembrinas, al igual que la constante difusión de las estadísticas de lesionados por esta práctica, no se ha logrado disuadir a la totalidad de los padres de familia sobre los riesgos de su manipulación inadecuada. Los tiros o totes, traqui traquis, chispitas, volcanes y cohetes son los más apetecidos y de uso masivo. Ha sido un hábito inmerso en las costumbres heredadas de los migrantes europeos, difícil de desarraigar, que pone permanentemente en peligro la salud y la vida de los niños y, por supuesto, el bienestar familiar, pese a que sus efectos nocivos son absolutamente prevenibles a partir del ejercicio pleno de la responsabilidad paterna.

Este año, durante la primera de las tres principales fiestas decembrinas en Colombia, la Noche de Velitas, pudimos observar a niños de diferentes edades encendiendo pólvora, muchos de ellos sin el acompañamiento de adultos. Al amanecer, las calles de Barranquilla conservaban el rastro humeante de estos artefactos, mientras, en las clínicas, permanecían, en medio del llanto, las madres agobiadas y arrepentidas ante la gravedad de las quemaduras de sus hijos.

Pese a que el Instituto Nacional de Salud (INS) ha reportado una disminución de casos de quemados frente a 2021, es lamentable que en los primeros doce días del presente mes ya hayan sido registrados en Colombia 269 afectados, de los cuales 104 son menores de edad. En el Atlántico van 19 personas lesionadas, 7 de estas en Barranquilla, en su mayoría menores.

Además, del total de adultos lesionados (165), 64 se encontraban en estado de embriaguez al momento del incidente, lo que suma un ingrediente fatal al empleo inadecuado de la pólvora.

Otro dato preocupante es que el tipo de lesión más frecuente es la quemadura, en una proporción del 91,1 %; la laceración, en un 60 %; la contusión, en un 19 %; la amputación, 5,2 %; el daño auditivo, 3 % y el daño ocular en 5,6 %. En muchos casos estas heridas pueden dejar discapacidades permanentes o, incluso, llevar a la muerte.

En cuanto a los tipos de artefactos, el reporte del INS indica que los que más han causado estas situaciones son los totes, seguidos de los voladores, los volcanes, los cohetes y, por último, las luces de bengala.

Es necesario que gocemos a plenitud las fiestas navideñas alrededor del amor familiar, animados con la música vernácula, la exquisita gastronomía navideña y el ambiente, sin que se ponga en riesgo la integridad de los niños y demás familiares por el uso irresponsable de los juegos pirotécnicos. La pólvora debe dejarse en manos de los expertos, quienes poseen los conocimientos y la experticia para brindar espectáculos bajo estrictas medidas de seguridad, pues está comprobado que utilizarla de manera incorrecta, como si se tratara de un producto inofensivo, puede resultar letal y terminar esquilmándole a los niños los momentos de alegría y felicidad que les deparan la Nochebuena y el fin de año.