Pese a que aún falta tiempo para las elecciones, ya se menea el sancocho de los pre candidatos, y muchos están postulándose. No es sólo el Pacto Petrista con sus cuatro o cinco figuras a cual más detestable, sino también el Centro Democrático muestra sus muy buenos candidatos entre los que sobresalen Paloma Valencia y la aguerrida María Fernanda Cabal, que de pronto valdría la pena experimentar con una mujer presidente, ya que el género masculino ha demostrado que, no lo han hecho mal, pero tampoco han sido factor de real desarrollo. Ello, para ni hablar del destructor orate Petro. Duque, por ejemplo, muy circunspecto él, de puro tibio no le funcionó a su partido ni a Colombia y, por su culpa, se subió Petro, quien más atrás se trajo a la caterva de brutos que llegaron cual horda de vándalos a desvalijar al país. Y ni hablar del repulsivo Santos, verdadero culpable de que estemos como estamos.
El caso es que hay cerca de ¡cincuenta! Confesos aspirantes entre los que no se podría hacer ni siquiera un insípido “tutti frutti”. Pero así es la democracia. Hay, además, algunos que no quieren verse afiliados a ningún partido, ni ser etiquetados como políticos, posición que no los excluye de elegibilidad, fíjense Vicky Dávila y Abelardo De la Espriella, ambos buenos, planteando lo que pide la gente, o sea mano dura, cero impunidad, firmeza y sensatez, que De la Espriella se perfila como el mejor y más firme de los dos y que, como punto a su favor, tiene el haber nacido en el Caribe Colombiano. No obstante, el próximo presidente deberá contar un verdadero conocimiento de los temas nacionales, algo más allá del manido “seguridad y finanzas”, pues son demasiados los problemas que nos dejaron Santos, Duque y el inefable Petro en todas las áreas de la función Pública. Y deberá además contar con el respaldo institucional y político que le pueda brindar un partido.
Así las cosas, el Partido Conservador cuenta entre sus filas con una figura incuestionable que ha demostrado poseer todo lo requerido para tomar las riendas y guiar al país por un camino seguro y sin sobresaltos. Se trata de Efraín Cepeda Sarabia, quien durante su presidencia del senado demostró gran firmeza de carácter enfrentándose a los desvaríos de Petro y bloqueándole todos sus propósitos destructivos, además con gran elegancia y la finura de un hombre avezado en las lides de la pugnacidad política. No en vano su tránsito de varios años ocupando la curul de senador de la República.
No se busque más. El indicado se encuentra aquí, en Barranquilla.
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