Si hay algo que siempre resalto de las obras que en estos últimos años le han cambiado la cara a la ciudad es el relativo corto tiempo en las que felizmente han sido y están siendo ejecutadas, porque a diferencia de ciudades del interior del país que nos llevaban muchos años de ventaja en cuanto a infraestructura urbana, el verdadero cambio urbano de Barranquilla se ha sucedido en estos últimos 20 años, acortando distancias, logrando por ello la admiración y el reconocimiento nacional. Pero no es menos cierto que aún nos falta mucho para consolidarnos como una capital que genere la mejor calidad de vida a propios y foráneos, y es quizás en la movilidad donde se requiere hacer el mayor esfuerzo, pero proyectándola con un transporte masivo rápido, cómodo, confiable y económico para que logre la aceptación de todos los estratos, y como es sabido, eso es solo posible con un Metro, o con tranvías de considerable volumen.

Barranquilla solo cuenta con unas pocas vías en las que podrían desarrollarse líneas para un Metro o tranvía, y estas serían: La calle 30 desde Malambo hasta la carrera 46 y su continuación por la Vía 40 hasta Las Flores, para continuar por la Circunvalación hasta Simón Bolívar en la calle 17; y también obviamente, el recorrido actual de Transmetro por Murillo, pero extendiéndolo hasta la Vía 40, y por Olaya Herrera, extendida hasta la Circunvalación. Como un medio de transporte de esta magnitud se proyecta y construye por etapas, habría que analizar su orden de prioridades. Y desde sus diferentes estaciones saldrían y llegarían las rutas alimentadoras. Recuerden el título de la columna: “Soñar no cuesta nada”.

Sabemos que uno de los mayores inconvenientes de nuestra ciudad es que adolece de amplias avenidas por las que pudieran proyectarse líneas de Metro superficiales y lo costoso de las líneas subterráneas, por lo que el transporte masivo tipo Metro ligero tendría por cuestiones de valor, que ser aéreo, similar al de Bogotá, y como las columnas no ocupan mucho espacio las calzadas actuales quedarían libres para el tráfico vehicular convencional, así la carrera 46 podría recuperar el par de carriles cedidos ahora a Transmetro, quedando con 4. Pude apreciar la velocidad como se instalaban en Panamá los elementos para los tramos elevados de su Metro, construido por Odebrecht, corruptos pero muy buenos constructores, porque como reza el refrán, “una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa”, como también el mínimo espacio de calzadas cedido para levantar las columnas que soportan el tablero superior.

Lo cierto y lógico es que aquí ya deberíamos estar pre-diseñando lo que deberá ser nuestro transporte masivo, si es que no lo estamos haciendo. Si no para utilizarlo por los de mi generación, sí para las siguientes. Repito: “Soñar no cuesta nada”.

@nicorenowitzky