Solo dos personas en este mundo saben la verdad sobre los autores intelectuales de este magnicidio que afecta la imagen internacional del país y sacude la paz interna: Dios y el diablo. Ellos conocen la intimidad de esta tragedia pues los autores materiales ya fueron identificados, ubicados y capturados, gracias al eficiente trabajo de las autoridades judiciales. Dios está en el cielo, tomando atenta nota y aplicando inteligente y mesuradamente sus medidas correctivas y sanciones a los responsables, sin prisa y sin odio, pues él no olvida. Mientras tanto, el diablo y sus diablas, están en Colombia haciendo daños y generando toda clase de conflictos, enfrentamientos y agresiones a la población para mantener su poder maligno.

Colombia es un país particularmente apetitoso para los diablos donde se mantiene con facilidad la llama de la violencia como estrategia de vida. Aquí hay diablos, diablitos, disidencias y diablas bien parecidas capaces de dirigir un gobierno. En este contexto, la tragedia de Miguel Uribe divide peligrosamente al país en dos sectores: izquierda y derecha, donde evocando al Libertador Simón Bolívar, cuando suscribió la Carta de Jamaica en 1815, diríamos que es menos difícil unir los dos continentes (América y España) que reconciliar los espíritus de estos dos grupos políticos, diferencias que pueden estar creando el ambiente propicio para el surgimiento de una nueva Yugoslavia en América Latina.

Esta tragedia puede ser también insumo para escribir una novela como la de Truman Capote, pero con las precauciones del caso, pues quien se le mida a este proyecto debe volarse del país, antes que lo envenenen.

Por su parte, ya se observan las implicaciones políticas de esta tragedia, donde de 65 candidatos presidenciales ya salieron unos 30 por miedo, y otros consultan su decisión aplicando la Teoría de la racionalidad limitada del profesor y premio nobel de economía de 1978, Herbert Simon que considera que la política está influenciada por las emociones, imperando no tanto lo racional, como lo emocional. Además, de la Teoría del Juego de Jhon Von Neumanm donde la decisión de un candidato depende de las interacciones con los otros de la contienda electoral.

Por último, vale anotar que durante el sepelio de Miguel Uribe, su padre le giró un cheque en blanco al expresidente Álvaro Uribe para recoger sus banderas y liderazgo en las elecciones de 2026. Se daría entonces la estrategia de años anteriores: ¿El que diga Uribe? Los publicistas y estrategas del marketing político ya están trabajando.

@FcuelloDuarte