El gobierno abierto es un tema al cual yo le asignaría un lugar destacado en la discusión programática de este año electoral.
Por dos razones: porque es una política pública que se ha venido implementando con éxito en varias ciudades del mundo y porque la dinámica de obras en Barranquilla exige su aplicación.
En septiembre de 2016, la Alcaldía, la Cámara de Comercio y Protransparencia acordaron, en un Convenio-Marco, trabajar en gobierno abierto. En desarrollo de dicho convenio, en 2017, Protransparencia elaboró un diagnóstico y un diseño estratégico. Y en 2018 le enviamos una propuesta a Ana María Aljure, secretaria general del Distrito, pero no hubo ninguna respuesta, por lo que el proceso para maximizar la transparencia distrital se frenó bruscamente. Atribuí la interrupción a ciertas columnas mías que, al parecer, afectaron el humor de la Administración.
Revisando la sección de datos abiertos, de la web de la Alcaldía, encontramos que lo predominante es la información sobre asuntos de tránsito (accidentalidad, comparendos, semaforización y parque automotor).
Yo acabo de examinar lo que ha progresado Buenos Aires en lo que allá llaman ‘Ecosistema de Gobierno Abierto’ y uno de los logros que destacan es la “plataforma abierta al público en la que se encuentra información sobre las obras públicas de la ciudad”. La estrategia ha caminado en la capital argentina por el liderazgo institucional de alto nivel (que siempre es clave en este tipo de apuestas) y por el compromiso de los actores involucrados (servidores públicos, contratistas y ciudadanos). Hoy los bonaerenses pueden “monitorear el avance de las obras a través de fotos y videos, conocer cuánto cuestan, cuándo empiezan y cuándo terminan”.
Para este tema vital y estratégico del gobierno abierto, el 30 de mayo de 2017 suscribimos un convenio de asociación de $210 millones entre la Alcaldía, Cámara de Comercio y Protransparencia que permitió los dos productos mencionados arriba: la primera aportó $120 millones, la segunda $50 millones y la última $40 millones. En contraste, un informe reciente de la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP), reveló que, entre 2016 y 2017, la Alcaldía gastó en publicidad $68.000 millones. Es decir: el prestigio de la Administración - costeado con nuestros impuestos - resultó siendo más importante que la transparencia.
¿Por qué son primordiales las herramientas tecnológicas al servicio del gobierno abierto? Porque, en tiempo real, proporcionan información sobre la dinámica de la inversión pública. Si Barranquilla dispusiera de una plataforma referida a las obras, sabríamos cuánto han costado - exactamente - las canalizaciones y los parques. Y habríamos tenido acceso a los cronogramas de ejecución y entrega.
La tecnología será útil a la transparencia y la participación si quienes gobiernan tienen voluntad política.
@HoracioBrieva
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