El video es elocuente, esos niños están bailando perreo, un estilo de baile reconocido en muchos países del mundo desde finales del siglo pasado y caracterizado por los movimientos que imitan el apareamiento de algunos cuadrúpedos, en especial el de los perros: la hembra en sus cuatro patas y el macho encima de ella. Extrapolado a los humanos, consiste en que la mujer acopla su culo (conjunto de las dos nalgas) sobre el pene del hombre y desarrollan un claro coito. Una variante humana es cara - cara, pelvis contra pelvis y el frote espasmódico de las caderas. En algunos países angloparlantes se conoce como grinding, twerking, booty dancing, bumping; en varias islas del Caribe lo denominan culipandeo. Estamos hablando de sexo, damas y caballeros. Las imágenes muestran, además, niñas bebiendo cerveza con la botella en la mano y casi cayendo por efecto del alcohol, los adultos a su alrededor miran la escena complacidos, ninguno se preocupa de quitarle la botella o de ir a sostenerla para que no caiga y se haga un daño.

¿De qué se quejan los puritanos que comentan en redes sociales?, ¿qué los escandaliza? En este baile todo es normal, aquí no está sucediendo nada, es nuestra cultura popular, es lo que hacen de manera rutinaria los padres y madres de la vecindad en cualquier fiesta: perrean, se emborrachan, una que otra pelea y mañana a lo mismo.

¿Cuál fue la respuesta de las autoridades frente al sonado caso de los niños perreando y bebiendo?, ¿la educación acerca del contexto?, ¿aprovechar la ocasión para dar una demostración de inteligencia estatal e iniciar una campaña que pretenda cambiarles ese estilo de comportamiento por uno “más sano”? No, por supuesto que no. Había que dar una demostración de autoridad ante la impotencia de hacer algo que pudiera resolver el asunto de la manera adecuada. Intervinieron el ICBF y la Policía para sancionar, a manera de escarmiento, a los padres de los niños que permitieron tal exabrupto y, también, castigar a los menores infractores.

¿Cómo pueden entender los niños este doble mensaje? Los están castigando por hacer un baile que consideran normal y para el cual se prepararon con toda la ilusión para disfrutarlo, con picó, luces y la mejor pinta, pero la represión, en lugar de la educación, los satanizó y castigó.

Estoy seguro que si Lola Salcedo se hubiera percatado del hecho antes de morir, con su usual sarcasmo inteligente, hubiera enviado un meme a las redes sociales diciendo: “Me estoy riendo, pero con tapaboca”, y hubiera hecho una propuesta diferente.

Aprovecho para decir que me abstengo, por respeto a nuestra amistad, de algún comentario con respecto a las razones de su partida. Me quedo con su risa y el vaivén rítmico de su pollera bailando una cumbia y, también, con su mirada de periodista frente al teclado. Un beso y una lágrima por ti, querida Lola, mujer bacana. Te vamos a extrañar.

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