Migración: solidaridad e integración
Pobreza, desigualdad social, persecución política, xenofobia, desempleo, malos gobiernos, entre otros. Y en un futuro muy cercano, el cambio climático tendrá una incidencia importante sobre este fenómeno, pero con una nueva ruta: el desplazamiento será de Europa y Asia, para América Latina, por ser esta una región rica en recursos naturales.
En un mundo globalizado, los problemas también son globalizados: el hambre, el terrorismo, la pobreza, el tráfico de drogas, el cambio climático, el desempleo y el fenómeno migratorio, entre otros. Este último es milenario. Jesús nació como migrante en Belén. Sus padres tuvieron que desplazarse a Egipto para escapar del dictador Herodes, un bicho raro, una mezcla entre Otoniel y Garavito.
El fenómeno migratorio es tan viejo como la humanidad misma. Grecia y Roma lo utilizaban para expandir su imperio económico en las nuevas colonias. El descubrimiento de América permitió el flujo de europeos hacia el Nuevo Mundo, lo mismo que la Primera y la Segunda Guerra Mundial. Sólo entre 1820 y 1920 recibimos unos 60 millones de migrantes europeos, huyendo de su pobreza y siendo recibidos aquí con los brazos abiertos. Muchos de ellos son políticos exitosos. Colombia tiene cerca de 5 millones de personas en el exterior, que se fueron producto de la violencia y la crisis económica.
La migración va a seguir creciendo, pues sus causas no han desaparecido:
Pobreza, desigualdad social, persecución política, xenofobia, desempleo, malos gobiernos, entre otros. Y en un futuro muy cercano, el cambio climático tendrá una incidencia importante sobre este fenómeno, pero con una nueva ruta: el desplazamiento será de Europa y Asia, para América Latina, por ser esta una región rica en recursos naturales.
Por eso lo que estamos viendo en Necoclí es apenas una parte mínima de esta lucha por la supervivencia de los marchantes en busca de una nueva tierra prometida: llegar a EE.UU. De ahí que la visita del Secretario de Estado, Antony Blinken, a Colombia, genera expectativa en el tratamiento humanitario que envuelve este problema mundial. Nada más este año, han pasado por Colombia cerca de 100.000 personas en tránsito hacia Panamá y su destino final.
Lo sorprendente es que Colombia no tiene una política pública para enfrentar este problema que afecta localidades como Puerto Asís, Pitalito, Neiva, Ibagué y Medellín. Y, por otro lado, la ruta de Ipiales, Pasto, Popayán, Cali, Pereira y Medellín. Y al final del trayecto, Turbo y Necoclí. ¡Estos alcaldes están solos!
En esta “aldea global” como dice McLuhan, la salida no es construir muros ni murallas para no dejar entrar a los migrantes, ni establecer talanqueras diplomáticas que impidan su ingreso. Pero tampoco, permitir dictaduras como la de Venezuela, Nicaragua o Cuba, o gobiernos imperios de la corrupción, ni países fallidos como Haití. Los Estados Unidos pueden ayudar mucho en este aspecto, pues en un país con un buen nivel de vida la gente no emigra. De igual manera, las Naciones Unidas tienen las herramientas para impedir tanto abuso de poder, como la farsa electoral en Nicaragua con Ortega atornillado.
¿Quién quiere vivir hoy en Nicaragua, en Cuba o en Venezuela? Todos desean volar. Y, en Colombia, los pasaportes se están acabando… Esto me huele a maluco.
cuellofrancisco@gmail.com
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