Nadie duda del desarrollo que ha gozado Barranquilla durante estos últimos 18 años en todos los frentes, salvo los reiterados contra-vías que jamás aceptan el positivo cambio, menos aún que sean las cinco últimas administraciones las que lo hayan consolidado, y aquellos que, aceptándolo a regañadientes, critican y pontifican acerca de la debacle financiera del Distrito por su elevada deuda y anuncian un futuro oscuro y hasta trágico por la supuesta imposibilidad de cumplir con esta. Para quienes esto predicen, lo ideal y lógico es que el Distrito no se hubiera endeudado tanto, y algunos de ellos afirman que varias de las obras realizadas con esos créditos, no eran necesarias para el desarrollo de la ciudad. Obviamente, cada uno es libre de creer lo que quiera.

Yo aprovecho este espacio para comunicar mi apreciación personal, y lo primerísimo es que prefiero mil veces haber podido ver y gozar en vida del positivo cambio de nuestra Barranquilla logrado gracias a ese endeudamiento porque no de otra manera hubiera sido posible. Así mismo me consta que parte de los respaldos de esa deuda provienen de ingresos que antes no existían y que fueron diseñados y gestionados por Alex Char, como lo hizo con la C.R.A. para financiar la canalización de aquellos arroyos mortales, o con la Tasa Portuaria para financiar parcialmente el Corredor Portuario. Créditos que fueron respaldados con nuevos ingresos.

Barranquilla no es una ciudad muy favorecida por el gobierno nacional, por eso no tenemos aún una autopista a Ciénaga ni a Cartagena, tampoco un aeropuerto que valga la pena, menos, una draga propia para un adecuado mantenimiento del canal navegable y así garantizar la estabilidad de nuestro puerto marítimo, y esta situación viene desde gobiernos anteriores. Ante esta realidad, ha sido con recursos propios la única opción para lograr el desarrollo que hoy muestra Barranquilla, incluyendo los créditos respaldados por el impuesto predial, el de Industria y Comercio y otros tributos, realizar una óptima operación de recaudo y equilibrar su presupuesto con un gasto de administración proporcionalmente bajo y un muy elevado porcentaje destinado a la inversión en lo social y en obras de infraestructura. Y en esto el Distrito muestra una realidad superior al resto de ciudades colombianas.

Ningún banco ni entidad financiera nacional o extranjera presta plata a un cliente de alto riesgo, ni a las calificadoras internacionales de riesgo se les puede engañar, ni expiden certificaciones apartadas de lo que muestran sus análisis. Obviamente confío más en los criterios de quienes prestan y certifican. Así que por mi parte, ojalá el Distrito continúe estructurando sus finanzas como hasta ahora, e invirtiendo en el desarrollo urbano y social de Barranquilla.

@nicorenowitzky