Realmente no es fácil vaticinar el futuro de las elecciones presidenciales del 31 de mayo de 2026. Sin embargo, todo análisis más o menos consistente debe partir de las siguientes variables:
1.- Consultas del Pacto Histórico. En este momento está enredada, su objetivo de unión política – electoral se tiró al traste por sus propios protagonistas. No es Pacto, tampoco Histórico, no hay nada, solo división y peleas intestinas.
2.- Consulta del Frente Amplio. Está en vilo porque depende de la suerte que corra la Consulta del Pacto Histórico. No hay un panorama claro debido a que estas consultas conllevarán a la implosión del progresismo.
3. Elecciones de Congreso. Es una de las variables sino la más importante para definir quién será el ganador de la presidencia 2026. Con el expresidente Uribe en la arena política, en su condición de candidato número 25 en la lista cerrada al Senado de la República por el Centro Democrático, es previsible la posibilidad de obtención inclusive de más de veinte curules y la unión con otros sectores de derecha para llevar candidato único.
Por su parte, si el progresismo no logra la obtención mayoritaria de curules en el Congreso de la República, está llamado a un rotundo fracaso, traducido en la pérdida de la primera presidencia progresista en la historia de Colombia.
4. Presidente Petro. Sin duda los aspectos en contra del progresismo son indiscutiblemente: la personalidad y gobierno erráticos del primer mandatario, difundidos a través de los medios de comunicación. El verdadero desbalance de la campaña presidencial 2026, -en contra del progresismo-, tiene nombre propio: Gustavo Francisco Petro Urrego.
5. Polarización. Un país hastiado, aburrido y fragmentado por las recalcitrantes izquierda y derecha, dirige su mirada necesariamente hacia el centro. Nuevos liderazgos alejados de los extremos, interpretando el momento histórico, definirán la presidencia de la república.
El centro trabajado inteligentemente tiene la opción de ganar la presidencia. En su defecto, su papel consistirá en dividir la votación, para regalarle estúpidamente el Solio de Bolívar a cualquiera de los extremos.
6. Candidaturas. Las más de 100 precandidaturas presidenciales son tan malas, histéricas y carentes de estatura presidencial, que reflejan la decadencia del sistema democrático y político en Colombia.
7. Buscando un estadista. El candidato que logre desmarcarse de la izquierda y la derecha; entienda que el país quiere la unidad; aglutine a los sectores más ponderados de los extremos; cautive la gran franja del centro, indecisos y jóvenes; y, tenga estatura moral e intelectual de estadista, ganará la presidencia de la república. En la palestra aún no se encuentra el presidenciable que Colombia necesita.
@Orlandocaba