Resulta entendible que con tantos años publicando mis columnas en EL HERALDO y con una elevada proporción de estas dedicadas a proponer obras de urbanismo y movilidad para nuestra ciudad, sean así mismo tantos los lectores que diariamente me envíen mensajes sobre estos temas, o me llamen con la misma finalidad, y no puedo negar que han sido muchas las veces que lo escrito ha sido una propuesta de algún lector, como es el caso de la actual que recoge una inquietud de muchos y hoy de mi amigo Mario Giraldo, y trata sobre nuestros andenes peatonales.

Comencemos por analizar acerca de los mencionados andenes de Barranquilla separándolos de acuerdo a amplios sectores de la ciudad. Si tomamos el centro histórico desde la calle 30 hacia arriba, encontraremos unos andenes todos de concreto, relativamente parejos pero bastante deteriorados y, en algunos puntos más que en otros, exageradamente invadidos por vendedores informales. Cuando estas invasiones desaparezcan sería muy fácil reconstruirlos.

Si analizamos los de los barrios más tradicionales de la ciudad, como son muchos del suroriente, San Isidro, Lucero, Los Andes, etc., encontramos unos andenes bastante parejos, como también subiendo hacia El Recreo, Boston, Delicias, Colombia, América y otros barrios como Modelo, Santana, La Concepción, etc. Se encuentran en muy aceptable estado los de barrios en el norte de ese mismo estilo como lo es Paraíso, así mismo en los patrimoniales Bellavista y Prado, aunque todos ameritan una intervención consistente en mantenimiento para que queden en perfecto estado. En urbanizaciones más recientes como Villa Carolina, Miramar y nuevas de estrato económico alto, como La Castellana y Río Alto, también se encuentran andenes parejos y en muy buen estado. Punto aparte lo que sucede en todos los barrios de las localidades Suroccidente, Suroriente y Metropolitana en los que se han pavimentado decenas de cientos de calles y construido sus nuevos andenes, ya que en esas vías, aunque angostos, estos se encuentran en muy buen estado.

El problema resulta más complejo quizás donde menos debería serlo, en Alto Prado, El Golf, Riomar, Altos de Riomar y estos barrios del norte con mansiones o altos edificios que han construido sus andenes con exagerados desniveles para facilitar rampas de acceso a parqueaderos, con escalones, con materiales de todo tipo y variados niveles de acuerdo las necesidades exclusivas de la edificación o acabados de acuerdo a su arquitectura. Como resultado de la anterior realidad esa importante franja peatonal, además de colcha de retazos, está convertida en una pista plagada de obstáculos para el peatón. Es hora de que el Distrito diseñe un programa exclusivo para arreglar los andenes, y no solo como un complemento cuando intervienen las calzadas vehiculares.

@nicorenowitzky