Nos da vergüenza, a la especie humana, recibir en la actualidad el lenguaje de los improperios, de los insultos, las palabras desatinadas, de las ofensas permanentes que me recuerdan a un profesor que con pequeñas palabras infantiles, replicaba con acciones, quien hablara en misa le dejaba una piedra en la boca, quien encontraba fumando, le ponía a fumar un paquete completo de cigarrillo, como escarnio, a quien se equivocaba, tratando de acabar con tan malos comportamientos, terminando con la expresión, “ vaya a lavarse la boca con potasa, (oxido de potasio)”. Creo que muchos de nuestros líderes no parecen haber pasado por una escuela, un colegio o mucho menos una universidad. Tampoco tuvieron en sus casas, a quienes los reprendieran, o corrigieran de raíz, algo que ya de adultos no se corregirá nunca, menos cuando estos líderes, han alcanzado el reconocimiento de las comunidades, de los pueblos que dejan en sus manos las decisiones de guerra, de control de la seguridad, del manejo de decisiones técnicas y jurídicas que afectan la salud normal de los habitantes sobre quienes recaen las consecuencias de un comportamiento soez, de índole arrabalera o de mala formación, con el llenado completo de sicopatías severas y comportamientos atrabiliarios, que irrespetan a sus gobernados y al mundo general. Como diría, un costumbrista, peor que una pelea de perros.
Para hablar, con representaciones tan importantes, se necesita, no solo conocer el tema, ni haber leído antes respuestas, sin evidencias suficientes de lo cierto, sino al menos meditar lo que se va a decir, lo que oyen tantas personas que en la actualidad, se transmite en segundos por todo el mundo, dejando las estelas del odio y llevando mensajes que enardecen a quienes lo ven o lo oyen, de tal forma que le impactan, muchas veces a tomar el camino de quien en forma hábil, convence con sus leguleyadas y groserías. Qué bueno sería oír y aprender, sentirse contentos y satisfechos de lo que escuchamos. Seguramente fácil, saber a quienes me estoy refiriendo. Creo que estos personajes, se deberían disculpar seriamente de sus actuaciones, y cambiar, impulsar las buenas maneras y lograr un auditorio al menos conforme, con sus representantes que deben regresar, al camino de la intelectualidad, la cultura y los buenos tratos perdidos, o de otra forma, sufrir el castigo de la sociedad que prefiere, como ya lo hacen algunos, llevarlos al rechazo total, apagando el radio o cambiando de canal para evitar caer en conductas, decadentes y vulgares.
El lenguaje de los líderes, al menos debe ser decente, ecuánime, y si dicen, buscan la paz, no mostrar las actitudes de la guerra o si quieren, mostrarse benefactores, señalar y divulgar los beneficios. De otra manera, lo único que queda, es la recomendación de mi profesor Iguarán, en el Liceo Celedón, “hay que lavarles la boca con potasa”, sustancia, que en segundos la quema y la destruye, para que se recuperen, algunos de los buenos sentimientos desaparecidos con el tiempo, que lleve a los líderes a discutir, sin odios y resolver los problemas en tono al menos decente.
@49villanueva