La Guajira ha sido el departamento con la peor suerte en Colombia. A pesar de haber recibido más de 4 billones de pesos en regalías en los últimos diez años, tiene los índices más altos en pobreza, desempleo, informalidad y corrupción del país.
En La Guajira, un gobernador dura en promedio 12 meses, y de cada diez gobernadores, siete van a la cárcel. Este departamento ha contado con tan mala suerte que, hasta el gobierno nacional lo escogió para realizar el desfalco más colosal de dineros públicos en la historia del país. Se inventaron una emergencia ambiental dizque para enfrentar una eventual crisis humanitaria asociada al fenómeno del Niño y, mientras la Corte Constitucional se tomó su tiempo para declarar en firme la inexequibilidad del Decreto, aprovecharon para tumbarse más de 1.2 billones de pesos a través de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD), en alquiler y compra de carrotanques, plantas desalinizadoras, ollas comunitarias y la construcción de mil jagüeyes (que no se aparecen), entre otros torcidos. Dos años después, más de 400.000 indígenas wayuu siguen sin agua, salud ni alimentación, mientras la mayoría de los implicados en este escándalo de corrupción están libres.
Dejémosle este triste pasado a la justicia y a los órganos de control, y pasemos a analizar las grandes oportunidades de desarrollo económico y social que se pueden impulsar para saldar la enorme deuda que tiene el Estado con los guajiros.
La Guajira tiene todas las riquezas naturales que no posee ningún otro departamento en el país; lo que ha faltado es liderazgo, visión y gerencia por parte de los ministros y gobernadores de turno. Hace una semana recorrí este maravilloso departamento de norte a sur, y me di cuenta de que todo está por hacer.
En materia de desarrollo turístico, solo basta invitar a las cinco mejores firmas desarrolladoras y operadoras de turismo en Latinoamérica para realizar un plan de inversión que convierta las maravillosas playas de Palomino, Camarones, Mayapo, Cabo de la Vela y Punta Gallina en los destinos turísticos más apetecidos y visitados por turistas locales y extranjeros. Es ahí donde las regalías tienen el mayor impacto en la generación de empleos productivos y riqueza.
Claramente, el comercio de mercancías de contrabando es el sustento de miles de familias en La Guajira. Entonces ¿Por qué el gobierno nacional no crea una zona de libre comercio con exención de impuestos de importación y otros gravámenes para las mercancías que circulan dentro del corredor geográfico de Maicao, Uribia y Riohacha, con beneficios migratorios para inversionistas? Con esta medida legaliza el contrabando, genera divisas y le quita el reinado a la principal Zona Libre de Comercio de Colón en Panamá.
Por último, no menos importante, está el desarrollo agroindustrial en el sur de La Guajira, donde se cuenta con todos los pisos térmicos —desde la Sierra Nevada de Santa Marta hasta la Serranía del Perijá—, cientos de ríos, la represa del río Ranchería y las mejores condiciones de luminosidad, temperatura y humedad relativa. Un fondo de inversión extranjera de los Dubái sería un buen aliado. Ahí están las grandes oportunidades gobernador Aguilar. ¡Lúzcase!
*Experto en financiamiento agropecuario.
@indadangond