La Corte Constitucional es la guardiana de la Constitución y, tal vez, uno de los errores más grandes que ha cometido el pueblo colombiano es haber establecido el período de magistrado por un término de ocho (8) años. La politización en la elección de estos dignatarios es una vergüenza. La rama judicial, la ejecutiva y la legislativa deben ser independientes, autónomas y estar fuera de todo sesgo político. El período de los magistrados debería ser mínimo de veinte (20) años, para poder mantener una línea solida en la defensa de la Constitución y de los derechos humanos fundamentales. impidiendo que el gobierno de turno pretenda tener el control de las cortes.

Quien decide invertir para alcanzar el poder, inevitablemente acaba utilizando ese poder para recuperar su inversión. No hay duda de que quien paga para gobernar, gobierna para aprovechar.

El derecho a elegir y a ser elegido es tanto un privilegio como una obligación, y está consagrado en el artículo 40 de nuestra Constitución Política.

Es esencial poder ejercer el derecho a ser elegido, pero siempre dentro de los límites establecidos, algo que muchos ignoran. En la desesperación por alcanzar el cargo, no hay límite económico que se respete ni principio ético que frene a aquellos que piensan que el fin justifica los medios y los muertos.

Una vez que logran acceder al poder, la prioridad se convierte en recuperar lo invertido. ¿Y cómo se logra? De manera muy sencilla: utilizando los recursos del Estado. ¿De dónde podría provenir el dinero, si no es de allí?

En la actualidad, estamos ante una nueva propuesta de reforma tributaria, un intento de obtener financiamiento para un Estado que, al ser improductivo, solo puede sustentarse a través de los impuestos que recauda de sus ciudadanos.

El pueblo tiene el poder soberano, pero es gobernado por un tirano que fue elegido para gobernar, pero que se dedica a saquear.

El pueblo pone su voto, mientras que el candidato se queda con el botín; el pueblo pasa hambre, mientras que el político disfruta de un festín.

La salvación de nuestro país no radica en la imposición de nuevos impuestos; la verdadera solución está en combatir la corrupción y en enfrentar a los corruptos.

Quedó demostrado en la elección del nuevo magistrado de la Corte Constitucional que el gobierno tenía un candidato y, por no haber sido elegido de manera automática, pidió la renuncia a tres de sus ministros como retaliación, porque los partidos que lo respaldaban no apoyaron a la magistrada candidata del gobierno.

@lavozdelderecho