En el S. XVIII, Montesquieu desarrolló la teoría de los tres poderes, con la justicia como “la virtud de las instituciones”. Para Aristóteles, hace 23 siglos, “En la justicia se encuentran en suma todas las virtudes” y es el eje del ordenamiento social.

No obstante, hoy se busca utilizarla para repartir impunidad o como arma de persecución política. El autor de un magnicidio, menor de edad, pero con uso de razón, estará 7 años en reclusión especial, condenado solo por “intento de homicidio”, porque al aceptar cargos, Miguel aún vivía. Los responsables de reclutamiento y utilización sistemática de 18.677 menores, incluido abuso sexual, esperan en el Congreso sus condenas “restaurativas”. ¿Impunidad como negación de justicia?

En 2012, Iván Cepeda, con testimonios de bandidos condenados, acusó a Álvaro Uribe de nexos con el paramilitarismo, quien lo demandó ante la Corte Suprema por manipulación de testigos. Seis años después la Corte le cerró el caso a Cepeda y, sin más, el acusador pasó a ser acusado. Es la Corte de los desacuerdos con Uribe, la de José Leónidas Bustos, su presidente en 2015 y hoy prófugo, acusado por la corrupción del “Cartel de la Toga”. ¿Utilización de la justicia como venganza?

¿Qué siguió? Chuzadas ilegales, falta de garantías, renuncia al Senado y traslado a la justicia ordinaria, que igual olvidó su neutralidad; negación de solicitudes de preclusión, dos de los fiscales y una tercera en el Tribunal, y al final un juicio oral lleno de irregularidades, en el que coinciden una fiscal y una juez que querían condenar a Uribe… y lo hicieron. ¿Ataque de una justicia sesgada?

La defensa apela la condena a 12 años de cárcel e interpone tutela contra la reclusión de Uribe, que es fallada a su favor, a lo cual Cepeda contraataca, mientras que, gracias a su triunfo judicial, se catapulta como precandidato del Pacto.

En el entretanto, el expresidente, sus hijos y el Centro Democrático denuncian sus reparos al juicio, la agresiva obsesión de Cepeda y sus nexos con la Farc-política, frente a la cual ha callado la justicia.

Epílogo: Otra demanda por injuria y calumnia contra Uribe, sus hijos y el director del partido. ¿Acaso es selectivo el derecho a denunciar y sentirse ofendido?, ¿Es la justicia utilizada como arma política?

Creo en la justicia como institución y en que, como virtud de la democracia, sigue siendo el eje del ordenamiento de la sociedad. Pero cuando pierde su neutralidad para ser selectiva o utilizada, afecta la confianza ciudadana y, entonces, la justicia pasa de ser el centro del ordenamiento de la sociedad… a la causa de su desorden.

Sin justicia no hay ley ni orden, sin orden no hay seguridad, sin seguridad no hay libertad.

@jflafaurie