El periodismo nacional está de luto. Esta vez no se trata de un luto demostrado mediante un traje o una cinta negra, o alguna protocolaria expresión de pésame, que el protocolo no era lo suyo. Esta vez se trata de un sentido dolor. Es no sólo el dolor de la ausencia de alguien cercano y querido, sino también de nostalgia y añoranza. Juan B. Fernández Renowitzky era un ser que hacía sentir cercano a todo su entorno, y también se hacía querer por todos los que en alguna forma le trataron, que su don de gentes y su despreocupada simpatía hacían olvidar todos sus pergaminos y charreteras alcanzadas, que fueron muchas a lo largo de su vida, otorgándole la debida importancia a su interlocutor, cualquiera que fuera su condición. Una persona que ocupaba un alto pedestal dentro de la vida y del periodismo nacional, que fue con lujo de competencia alcalde, constituyente, ministro de estado, y embajador en Chile cuando ese país atravesaba una difícil situación que requería gran sensatez y manejo diplomático. Pero Juan B. se lució y, después, continuó actuando con la gran sencillez y sentido del humor que daban fe de sus verdaderos valores. Esta casa editorial creció se desarrolló y prosperó bajo su batuta, pero su más visible legado consistió en haber sido el iniciador y excepcional maestro de un amplísimo grupo de jóvenes que descollaron y hoy descuellan en la actividad periodística y en las letras, dejando en ellos una imborrable huella de todas sus virtudes. Imposible mencionarlos a todos. Fue faro también de quienes se le adelantaron en el viaje eterno, aflora el recuerdo de su destacada discípula Olguita Emiliani, con quien libró muchas batallas en favor del Caribe Colombiano, pues Juan B. era el propio hombre Caribe, siempre en la vanguardia luchando por el desarrollo y por los intereses de nuestra región, al mando de esta casa periodística a la que convirtió en el baluarte de la Costa, y el más importante medio del Caribe.

Barranquilla, entonces, también está de luto. Desde esta columna se envían las condolencias a todo el equipo de EL HERALDO; a las familias Pumarejo, Gieseken, y De la Rosa; a sus sobrinos Fernández Iglesias, y especialmente a Elisita y a su hijo Juan B Fernández Noguera, quien tuvo el privilegio de acompañarlo y asistirlo hasta su último suspiro. Paz en su tumba.

Coletilla: Hoy lanza su libro el destacado prohombre barranquillero Orlando Abello Martínez Aparicio, edición que promete gran atractivo literario. Orlando Abello nos ha representado en embajadas, en el Congreso y en los más altos cargos nacionales. Felicitaciones.

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