Debido al proceso evolutivo natural del cerebro, hoy aceptamos su variabilidad en el funcionamiento que incluye diferencias en el aprendizaje, la cognición, la comunicación, la atención y otras, por lo que se acuñó el término neurodiversidad para agrupar condiciones, no necesariamente enfermedades, como el trastorno del espectro autista, la dislexia, el déficit de atención con/sin hiperactividad (TDAH).

El cuerpo también presenta variaciones que aparecen como condiciones del tipo la hipotonía muscular benigna y los trastornos en la modulación de la integración sensorial, para lo cual me permito acuñar el término Somadiversidad tomando del griego la palabra Soma, que significa cuerpo, para explicar lo que en él se presenta.

La hipotonía muscular benigna se refiere a un bajo tono muscular que se caracteriza por malas posturas y ajustes corporales frecuentes con notoria inquietud, inatención, dificultad para permanecer en su sitio, se levantan con frecuencia en el salón de clases, cansancio al escribir, fatiga muscular fácil, pereza general.

El trastorno de integración sensorial tiene que ver con el compromiso que se presenta en los 8 sentidos así: 1) audición, escuchan a volumen alto o se tapan los oídos ante ciertos ruidos o sonidos; 2) gusto, son selectivos con la alimentación; 3) olfato, sensibles a los olores hasta la náusea; 4) vista, se frotan los ojos con frecuencia; 5) tacto, sensibles y tendencia a rechazar texturas de la ropa o los zapatos, y otras como arena, goma; 6) propiocepción, la sensación de ubicación del cuerpo en el espacio que se nota por la marcada incapacidad para ubicar, orientar y dirigir los movimientos; 7) vestibular, tiene que ver con el equilibrio, el movimiento y la orientación espacial de la cabeza en relación con la gravedad; 8) interocepción, se refiere a las sensaciones relacionadas con las sensaciones internas del cuerpo, como el hambre, la sed, la micción. A todo esto hay que agregar una enorme dificultad para conciliar y mantener el sueño.

Junten todos esos elementos en mayor o menor grado en un niño en casa o en el salón de clases y tendrá usted a unos padres o profesores desesperados porque no saben qué hacer y pidiendo a gritos un medicamento para calmarlos, lo cual, no funciona en la mayoría de casos porque su abordaje debe ser multidisciplinario y requiere terapias diversas, física, ocupacional, fonoaudiología, psicología.

De cada 10 niños o niñas que atiendo en consulta, 11 tienen estos síntomas.

Es la evolución, no enfermedades y, por supuesto, hay que considerar todos los factores que puedan explicar estas variaciones y las que faltan.

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