El nuevo sistema de pagos inmediatos, desarrollado e implementado por el Banco de la República de Colombia, revoluciona la forma de realizar transacciones interbancarias en tiempo real.
La evolución de los medios de pago ha estado presente en todos los tiempos. El comercio y el intercambio de bienes y servicios se remonta a tiempos tan antiguos como la existencia misma del ser humano. Del paso del nomadismo al sedentarismo surgieron necesidades básicas; las primeras civilizaciones empleaban el trueque como método principal para obtener bienes que no producían y así satisfacer sus necesidades básicas de alimentos, ropa y enseres, lo que hacía la vida un poco más cómoda.
Pruebas de estos hechos se relatan en la Biblia, en el libro del Génesis: “Cuando la hambruna golpea Canaán, los hermanos de José se ven obligados a viajar a Egipto para comprar trigo, o perecerían”. El intercambio de excedentes entre comunidades era casi obligatorio para garantizar la supervivencia. Sin embargo, la evolución de las prácticas de intercambio llevó al desarrollo de estrategias comerciales que culminaron en la necesidad de crear objetos de valor, como monedas de metales, y posteriormente, el papel moneda: un avance significativo en la forma de realizar transacciones, cuya invención y puesta en marcha se atribuyen a los chinos. El papel moneda, más tarde conocido como dinero o billetes, representaba alternativas más prácticas que las monedas de oro y plata, cuyo peso generaba complicaciones al pagar el precio de los productos adquiridos.
En un principio, los billetes eran un certificado o declaración de las monedas que poseían los comerciantes, quienes con este nuevo instrumento garantizaban el pago al momento de su presentación. La confianza en ellos fue creciendo, y la aceptación aumentó, haciendo que su uso y circulación se incrementaran.
Recuerdo claramente, como niño, ahorrar monedas en mi alcancía de cerdito. El repique del metal al agitarla con mis manos era música para mis oídos infantiles. Hoy, mis ahorros y los de millones de personas son solo números en una pantalla.
El fin del dinero físico me hace pensar que crecerán millones de niños y niñas de las nuevas generaciones que no podrán experimentar la satisfacción de romper una alcancía con forma de cerdito llena de monedas y hacer pilas para contar el monto del ahorro.
El fin de los billetes se aproxima a gran velocidad: sistemas de pago digital, criptomonedas y billeteras digitales están desplazando los billetes y monedas que durante años nos acompañaron.
@lavozdelderecho