La más virtuosa decisión de una mujer es ser mamá. Desde el momento en el que el nuevo ser está en sus brazos, la vida adquiere una dimensión profundamente espiritual, soportada por la fuerza incontenible del amor genuino, sincero, abnegado y complaciente. Su mirada habla con el tono de la ternura y su voz acompaña la alegría provocada por la extensión de la existencia: Somos lo que nuestras madres provocaron en nosotros.

Su labor tiene una misión comunitaria indispensable. Familiarmente vital, socialmente esencial y nacionalmente innegable. A través de la familia proyectamos los valores comunes, los rasgos característicos de la identidad compartida y la nacionalidad es el resultado de la influencia que ejercen sobre nosotros las comunidades a las que pertenecemos: Allí el apoyo maternal es significativo para ayudarnos a no equivocarnos.

¿Le agradecemos lo suficiente? ¿Reconocemos el propósito de su misión? ¿Las honramos más allá de las fechas especiales? Un país diferente es aquél que promociona a las madres ejemplares. El Estado no debe quedarse en la defensa de la familia de labios para afuera porque corrompe la misión prioritaria que debe cumplir: Formar ciudadanía. Y en ese asunto la madre es trascendental.

Las niñas juegan con muñecas que representan cómo hijas, no por una forma de dominación reduccionista al papel reproductivo de las hembras. Es un signo natural de una conciencia superior a la edad, la que les va preparando, para qué la labor sea mucho más que divertida: Disciplinada, esforzada, valiente, desinteresada, inteligente, prudente y ejemplar. Aunque se tiende a idealizar a las madres, reconocerlas es un acto de justicia que será recompensado proporcionalmente por el destino.

Quienes no pudieron crecer, conocer o compartir con la madre biológica, encuentran a lo largo de la vida seres extraordinarios que comparten la generosa tarea maternal, con detalles, cuidados, gestos, atenciones y también una que otra corrección que aporta su valía en el crecimiento, el desarrollo o la madurez.

La Materrealización es el estado, signo, condición, posición y autorreconocimiento de la mujer en la cima superior de las categorías sociales al combinar todas las facetas de la vida con la estimable, digna, franca y delicada labor maternal. Es el sello del amor único de tu mamá.

Todos los días son buenos momentos para agradecerles lo que han hecho por nosotros. Díselo, llámala, invítala y ten un detalle que deje evidencias de tu gratitud. Si ya no está honra su memoria.

De ti depende que ellas celebren su propia autorrealización. ¡Feliz día de las madres!

@JulioCesarHT