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La brutal muerte de Norbey Antonio Suárez Cardona, comerciante de 55 años conocido como ‘Grillo’, sigue generando conmoción en el Suroeste antioqueño. Su cuerpo fue encontrado el pasado 10 de septiembre en la vereda Mulaticos, en límites con Andes, con signos de tortura y desmembramiento.

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La Policía Antioquia aseguró este jueves que Suárez no había denunciado amenazas formales antes de su asesinato. Sin embargo, su familia y allegados contradicen esa versión: sostienen que el comerciante recibió una advertencia reciente de un grupo armado ilegal que opera en la región.

De acuerdo con el testimonio de su esposa, Suárez atendía junto a ella el bar ‘El Barcino’ cuando tres hombres en motocicletas llegaron hasta el negocio pidiendo combustible. Tras una breve conversación, el comerciante accedió a acompañarlos. No se observó resistencia ni armas a la vista.

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Su pareja lo acompañó durante unas cuadras a pie, confiada en que regresaría pronto. Pero las horas pasaron sin noticias. Preocupada, dio aviso a las autoridades. Al día siguiente, su cuerpo fue hallado en la zona rural, a unos 40 minutos del casco urbano.

El hallazgo estremeció a la comunidad: Suárez había sido decapitado y sus extremidades desmembradas. Medicina Legal investiga si fue asesinado antes de sufrir esas mutilaciones.

La versión oficial y la voz de la familia

El coronel Luis Fernando Muñoz Guzmán, comandante de la Policía Antioquia, aseguró que en los registros oficiales no aparece ninguna denuncia de amenazas por parte de Suárez. Según explicó, de haber existido una alerta, se habrían podido activar medidas de protección.

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Pero su familia tiene otra versión. Allegados insisten en que ‘Grillo’ sí había sido advertido por un grupo armado ilegal, que le habría ordenado abandonar la zona o atenerse a consecuencias. Esa advertencia, sin embargo, nunca llegó a formalizarse ante las autoridades.

Esta contradicción entre lo oficial y lo testimonial se ha convertido en uno de los ejes centrales de la investigación, hoy en manos del Cuerpo Técnico de Investigación (CTI) de la Fiscalía, con apoyo del Gaula Militar y la SIJIN.

Su negocio era frecuentado por hombres armados

Vecinos y testigos sostienen que el bar de Suárez era un lugar al que acudían con frecuencia hombres armados vinculados presuntamente a estructuras como Carne Rancia o el Clan del Golfo. Allí consumían licor y pasaban varias horas, sin mayores incidentes reportados.

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Las autoridades no descartan que esa cercanía con actores ilegales pueda estar relacionada con su asesinato, enmarcado en las disputas por el control territorial y las rentas criminales en el Suroeste antioqueño.

El crimen de Suárez no es un hecho aislado. Apenas días antes, en la misma zona rural, fue asesinado con arma de fuego Mauricio Benavides. En lo corrido de 2025, ya se han registrado nueve homicidios en Pueblorrico, cifra que enciende las alarmas sobre la creciente inseguridad.

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La comunidad exige respuestas y mayor presencia de la fuerza pública. Mientras tanto, el temor se expande entre comerciantes y habitantes de la zona rural, quienes sienten que quedaron atrapados entre las pugnas de los grupos armados ilegales.

La Fiscalía avanza en la recolección de testimonios y pruebas para determinar los responsables. Una de las hipótesis más fuertes es que Suárez fue víctima de las dinámicas violentas derivadas de la disputa entre bandas criminales en el Suroeste.