Sangre, fuego y bolsas negras, la realidad de la Troncal del Caribe

Tan solo habían corrido 13 días del año en curso y ya la Troncal del Caribe, el corredor más importante del norte de la región Caribe, empezaba a oler a muerte, a sangre, a carne quemada. Ese día, en la entrada al asentamiento indígena wayuu de la comunidad Puerto Caracol, zona rural de Riohacha, los habitantes del sector encontraron restos óseos calcinados de dos hombres y una mujer que, en ese entonces, las autoridades informaron que estaban en estado de embarazo.

El espiral de violencia apenas iniciaba y de ahí en adelante, hasta el sol de hoy, ha llovido plomo y amenazas. El terror a gran escala, luego de una serie de homicidios selectivos registrados, volvió a aparecer el 15 de abril cerca de la principal arteria vial que une al Magdalena con La Guajira cuando habitantes del corregimiento de La Punta de los Remedios, en Dibulla, se toparon con otra macabra escena: cuatro cuerpos agujereados por balas y con signos de tortura reposaban en el interior de unas bolsas negras.

Los cadáveres pertenecían a cuatro hombres que, supuestamente, hacían parte de las filas de las Autodefensas Conquistadoras de la Sierra Nevada de Santa Marta, una organización ama y dueña de la vía que saluda a la falda del macizo montañoso, Guachaca, Buritaca, Palomino, Mingueo, Riohacha y llega hasta Paraguachón, entre otros puntos de interés.

Cabe recordar que días antes la organización ilegal en mención había hecho circular un panfleto amenazante contra varias personas, contra las que se iniciaría un operativo militar para darles de baja en Pelechua, el corregimiento de Las Flores, La Punta de Los Remedios, Mingueo, Palomino y Río Ancho, entre otros.

Pero ahí no paró el horror. El día 21 de mayo en Pelechua, corregimiento de Tigrera, a un costado de la Troncal del Caribe, fueron tirados en sacos los cuerpos de tres personas, dos ganaderos y un conductor provenientes de Sucre que estaban desaparecidos desde el 29 de abril. Obviamente nadie dio una pista, una información clara. Nadie vio, nadie supo. Extraoficialmente solo trascendió que la masacre fue ordenada desde Santa Marta.

La ley es clara en este corredor de La Guajira: hay que escoger un bando, el Clan del Golfo o las ACSN. El que denuncie la matanza lleva plomo, el que se resista a una extorsión lleva plomo, el que no ayude a uno de los grupos ilegales lleva plomo y hasta que el que está en silencio, que no toma partido, también ha llevado por mera sospecha de alguna de las dos partes.

Es tal el control social que ejercen estas organizaciones que, de acuerdo con el organismo, las Autodefensas de la Sierra se encargan de regular todos los intercambios económicos y sociales que la población realiza en jurisdicción de estos municipios bajo su influencia.

'Se ha tenido conocimiento de extorsiones a docentes, quienes han sido intimidados exigiéndoles el pago de un porcentaje a cambio de permitirles continuar con las labores de docencia en los corregimientos de Dibulla sobre la Troncal del Caribe', explicaron.

En este sentido, 'han impuesto el pago de porcentajes económicos (10 %) para las negociaciones de predios; han impuesto controles impositivos sobre los intercambios comerciales de mercancías al por mayor y al detal (víveres, rancho, licores, alimentos, combustibles y maderas, entre otros) de todos los establecimientos comerciales que existen en los centros poblados, corregimientos y veredas'.

Además, como es bien conocido, los grupos ilegales cada día agrandan su monopolio de actividades ilícitas relacionadas con el narcotráfico, la transformación y obtención de clorhidrato de cocaína y el posterior embarque y transporte en barcos y lanchas rápidas a través de los puertos.

En este sentido, la Plataforma de Derechos Humanos de la Sierra Nevada de Santa Marta mostró su preocupación por la expansión de las ACSN hacia el norte del departamento de La Guajira.

'De hecho, preocupa esta llegada debido a que normalmente esta estructura solo iba hasta San Salvador y en el 2023 retomó esta arremetida con fortaleza, llegando a desplazar a las AGC de Mingueo y Dibulla', señalaron.

Por otro lado, fuentes advirtieron a esta casa editorial que el programa de paz total del Gobierno de Gustavo Petro no ha tenido los avances suficientes para desescalar la actual situación en la región Caribe.

'Hay una disputa que está girando más en torno al sicariato y al homicidio selectivo que a la confrontación armada. De hecho, si se revisan las dinámicas del territorio se observa que La Punta de Los Remedios se está configurando como un escenario de disputa permanente. Por otro lado, también genera mucha más tensión que el Gobierno no haya sacado adelante la ley de sometimiento a la justicia que es la que cubriría a estas dos organizaciones y en la medida en que no haya una oferta legal estatal se abren caminos para que la confrontación armada escale', indicaron.

A renglón seguido, Carlos Espitia, investigador de Indepaz, señaló que lastimosamente esta situación no es exclusiva de la Troncal Caribe. 'Hay varios focos de esa percepción de inseguridad que ha aumentado. Creo que ese es uno de los retos más grandes que hay en los procesos de negociación del Gobierno como la acción de la fuerza pública. ¿Cómo van a entrar estos grupos armados en el desmantelamiento en las estrategias de paz total'.

En total, en el departamento de La Guajira se han cometido cuatro masacres este año.

Además de la delicada situación que se vive en la Troncal del Caribe, las autoridades y organizaciones de derechos humanos han advertido otro foco de conflicto en Maicao, donde la Segunda Marquetalia, el Ejército de Liberación Nacional y los Pranes tienen presencia.