Compartir:

En Barranquilla es posible ver al T1000, ese personaje robótico que atemorizó generaciones en Terminator, la icónica película dirigida por James Cameron. Sí, así como suena. Se trata de una réplica hecha en AudacIA, un lugar en el que la inteligencia artificial y la robótica se unen para ser un centro en donde la tecnología sea el pilar del desarrollo.

Este robot, que simula con lujo de detalles al famoso antagonista del cine, no es un adorno ni una atracción turística: es el símbolo de un enfoque que mezcla ciencia, educación y cultura popular para explicar de forma sencilla lo que puede parecer complejo.

“Queremos que la inteligencia artificial sea tangible para que la gente entienda cómo funciona”, explica Reynaldo Villarreal, director de AudacIA. “Ese es el mandato que nos da la OEA con Latinoamérica: mostrar que estas tecnologías van a mejorar el estilo de vida de la humanidad”.

JEISS0N GUTIERREZ EL HERALDO

AudacIA es el primer Centro de Investigación, Desarrollo Tecnológico e Innovación en Inteligencia Artificial y Robótica de excelencia para las Américas con reconocimiento de la Organización de Estados Americanos (OEA).

Funciona desde la Universidad Simón Bolívar, en Barranquilla, y ocupa más de 1.200 metros cuadrados repletos de robots, sensores, pantallas, impresoras 3D, maquinaria láser, prototipos, maquetas, servidores de datos y hologramas.

Tecnología con sello caribeño

El centro comenzó como una apuesta universitaria para acercar a los estudiantes a estas tecnologías de forma natural. “AudacIA inició como una apuesta que hace la Universidad Simón Bolívar para que los profesionales que se formaban aquí tuvieran un acercamiento con esta nueva tendencia y no tuvieran temor o rechazo, sino que la entendieran como una herramienta”, dice Villarreal.

Hoy, AudacIA cuenta con más de 30 investigadores especializados y ha desarrollado más de 300 productos tecnológicos. Cuatro de ellos ya tienen patente –tanto nacional como internacional– y hay 27 más en trámite. Estas creaciones abarcan sectores como salud, agricultura, medioambiente, automatización, turismo y educación.

JEISS0N GUTIERREZ EL HERALDO

Uno de los proyectos que más impacto ha generado es una máquina de bajo costo capaz de detectar problemas oculares en bebés recién nacidos.

“Esta máquina lo que hace es que, a través de una cámara en el ojito del bebé, analiza si los vasos sanguíneos tienen su comportamiento habitual y si no, pueden notificar para hacer una intervención rápida”, explica Villarreal. El aparato, llamado VART, cuesta unos 10.000 dólares, en contraste con la máquina alemana, que vale 200.000.

En el sector ambiental, el centro desarrolló un robot para analizar suelos agrícolas.

“Lo que hace este robot es recorrer todo el cultivo, tomar muestras del suelo y verificar si los sensores instalados en las plantas están calibrados correctamente”, comenta Villarreal. Esto permite mantener a las plantas con los nutrientes necesarios y ya se ha probado en cuatro departamentos del país.

JEISS0N GUTIERREZ EL HERALDO

También hay drones submarinos que analizan la biodiversidad marina y hacen inspecciones hasta 500 metros de profundidad. Uno de estos equipos ayudó a estudiar la barrera coralina en San Andrés, donde se descubrieron comportamientos extraños de especies como el pez león.

“Tiene brazos con articulaciones para tomar muestras, sensores que analizan parámetros del agua… todo fue diseñado aquí en Barranquilla”, detalla Villarreal.

Hollywood para educar

La estética hollywoodense que sorprende a quienes visitan AudacIA no es casualidad. Para sus creadores, esta es una estrategia pedagógica.

“La OEA nos dice que debemos fomentar en Latinoamérica que la inteligencia artificial y la robótica no es lo que Hollywood nos presenta: máquinas que vienen a destruir la humanidad”, dice Villarreal. “Por eso hay muchos robots que asemejan a películas con las que fuimos criados nosotros. Mostramos esa fase para poder mostrar la otra”.

Uno de los responsables de llevar esas ideas a la realidad es Miguel Díaz, coordinador del centro.

“Mi deber es comunicar procesos a través de interfaces de usuario, creación de prototipos y divulgación científica del centro”, explica. Para él, el reto más grande ha sido materializar las ideas del equipo. “Por ejemplo, un Game Boy gigante o el Terminator. Tuvimos que convertir una maqueta en un robot a escala real. Fue un reto de prototipado, de movimiento electrónico, de diseño. Pero lo logramos”.

Díaz también lideró la construcción de un holograma en el que se proyectan imágenes tridimensionales sobre partículas de agua. Y está inmerso en el desarrollo de robótica blanda, es decir, brazos robóticos que pueden adaptarse a la forma de objetos irregulares. “Es ideal para procesos de embalaje y automatización”, dice.

De Barranquilla para el mundo

AudacIA ha logrado posicionarse como un referente en innovación tecnológica no solo en Colombia, sino en toda América Latina. Ha tenido acercamientos con instituciones de otros continentes y constantemente recibe visitas de colegios, universidades, empresas y curiosos. “Muchas instituciones educativas, colegios, nos visitan a diario. También empresas hacen juntas directivas acá para que sus empleados entiendan cómo es la tecnología”, cuenta Villarreal.

Además, se firmó un pacto nacional para fomentar el uso de estas tecnologías, y se han desarrollado metodologías innovadoras para entender las necesidades del usuario.

“Tenemos historiadores tomando requerimientos. Tú dirás, ¿por qué un historiador? Porque primero se escucha la historia de un usuario, y nadie mejor que un historiador para entenderla”, explica Villarreal. Luego el equipo tecnológico abstrae esa historia y diseña el producto. Finalmente, comunicadores y diseñadores se encargan de presentarlo de manera efectiva.

Uno de los proyectos más novedosos del centro es un sistema para detectar fatiga en conductores. A través de inteligencia artificial, el sistema analiza si el conductor cierra los ojos por mucho tiempo y emite una alerta para evitar accidentes. “También manda una notificación a la central diciendo que el conductor va fatigado”, dice Villarreal.

Otro invento disruptivo permite detectar explosivos a distancia con sensores especiales desarrollados por químicos del centro. “Ya, a través de tecnologías que los especialistas manejan, se puede determinar con una luz si hay un explosivo en esa área o no, a distancias entre 15 centímetros y 60 metros”, explica.

Tecnología como puente

AudacIA quiere ser una ventana para que la inteligencia artificial deje de parecer lejana.

“Nosotros mostramos esto para que la gente vea: esto es lo que te enseñaron en las películas, pero esto es lo que en realidad hace la inteligencia artificial cuando se utiliza para el bien”, afirma Villarreal. El centro no solo crea tecnología: la explica, la difunde y la pone en manos de la comunidad.

Para Díaz, el éxito de AudacIA radica en la pasión de su equipo: “Tomamos las directrices de nuestro CEO y las convertimos en realidad. Cada reto es un paso más hacia el futuro que queremos construir”.

Desde Barranquilla, este centro se proyecta como una potencia tecnológica con los pies en el Caribe y la mirada en el mundo. Su apuesta es clara: “La inteligencia artificial se puede desarrollar prácticamente en cualquier país”, dice Villarreal.

“Es una tecnología abierta, que permite explorar nuevos horizontes y hacer alianzas. Pero hay que organizar los datos, fortalecer la infraestructura y creer en que desde aquí podemos crear tecnología para el mundo”.

¿Por qué eligieron el nombre AudacIA?

Audacia tiene como significado la capacidad para emprender acciones poco comunes sin temer a las dificultades o el riesgo que implican, una característica destacable en cada uno de los miembros del equipo. Es por ello que precisan: “Somos personas audaces”.