Una década parece poco tiempo cuando el eco de una voz permanece tan presente en el aire. Como una bocanada. Pero sí, han pasado ya diez años desde que Gustavo Cerati murió, y aunque su ausencia física se siente, su música continúa viva, fluyendo como un río cuya corriente sigue haciendo ruido.
Nació el 11 de agosto de 1959 en Buenos Aires, y desde muy joven sintió la conexión con la música, un llamado que lo llevaría a convertirse en un ícono no solo en Argentina, sino en todo el continente.
Cerati fue la mente brillante detrás de Soda Stereo, banda que en los años 80 y 90 definió el sonido del Rock en español. Con canciones que mezclaban la poesía con guitarras potentes y sintetizadores envolventes, se convirtieron en un fenómeno cultural, llenando estadios y conectando a toda una generación con sus letras profundas y ritmos pegajosos.
¿Quién no ha cantado a todo pulmón De música ligera o se ha dejado llevar por la melancolía de En la ciudad de la furia? Esos temas, y muchos otros, se grabaron en la memoria colectiva, y allí permanecen, resistiendo al paso del tiempo.
Pero Cerati no se conformó con el éxito de Soda Stereo. Tras la disolución de la banda en 1997, decidió explorar nuevos horizontes en solitario, regalándonos álbumes que demostraron una faceta más introspectiva y experimental.
Con discos como Bocanada y Siempre es hoy, Cerati se sumergió en paisajes sonoros más complejos, fusionando Electrónica, Rock y toques de psicodelia. Sus letras, cargadas de una sensibilidad única, nos invitaban a viajar a lugares internos, a veces oscuros, a veces luminosos, pero siempre auténticos.
Sus letras trascienden
Son precisamente sus letras lo que el divulgador musical Lucho Darío considera que es lo que han hecho trascender al argentino en el tiempo. Que su música siga viva, que no muera en el olvido.
“Gustavo tenía una capacidad lírica sumamente poderosa en la que lograba transformar lo cotidiano en conceptos muy avanzados y que uno tenía que prácticamente estudiar de muchos temas para poder desentrañar lo que él quería decir en esas metáforas, parábolas y demás que incluía en sus letras tanto en Soda como en su carrera solista”, detalló.
Es por ello que para él, pocos artistas en Latinoamérica han logrado esa profundidad puesto que Gustavo tomó lo mejor de esas capacidades de creación musical desde la poesía, desde la transformación de cotidianidades en conceptos sumamente profundos.
“Eso es lo que hace que la obra de Cerati tanto con Soda como con su carrera solista sea inigualable y creo que su contexto también ayudó mucho a que tuviera esa capacidad de creación muy distinto a lo que podríamos haber vivido en el resto de Latinoamérica”.
Gustavo tras bambalinas
Más allá de lo que fue Cerati como un animal creativo y genial, conocer lo que era ese artista cuando se bajaba del escenario, cuando estaba siendo él, es quizá lo que más causa curiosidad a los fanáticos y si hay alguien que conoce perfectamente esa faceta es el empresario Julio Correal quien en varias ocasiones lo trajo al país e incluso son compadres (Gustavo es padrino de su hija Alegría Correal).
Correal explicó que era una persona muy divertida, relajada, me encantaba disfrutar de los lugares claves en la ciudad donde vivía, como disfrutar de una buena comida, un buen bar, un buen restaurante, o caminar un parque también, era muy buena onda.
“Cuando él trabajaba era muy intenso en la producción de sus discos, la composición, la grabación, la mezcla, la visión final, todo eso, él se dedicaba muchísimo y se entregaba con mucha pasión a esas jornadas intensas de producción de sus discos. Entonces para él salir a tocar, era salir a divertirse realmente”, añadió.
En ese sentido, para él, la música que hizo Gustavo Cerati fue fascinante, buenas letras, buenos arreglos, buenas presentaciones en vivo, era una música profunda, lo que todo Soda Stereo, y la música de Gustavo como solista también muy bien pensada. “Ese legado musical está basado en obras maestras del Rock en español, de por sí ya es el amor que le tomó Gustavo Cerati al Rock en español, creo que es de lo más importante que ha ocurrido”.
Cerati y una parranda vallenata
Son muchas las historias que Julio Correal tiene con Cerati, pero una de las más surrealistas involucra al argentino disfrutando de una parranada vallenata en la fría Bogotá.
Luego de dar un concierto en la Plaza de Toros La Santamaría, salieron a festejar el cumpleaños de un amigo y en camino al hotel encontraron a un conjunto vallenato.
“Llegamos al hotel y nos adecuaron un salón para que no hicieramos bulla y el conjunto tocó ‘Los caminos de la vida’ y para ese entonces la habían grabado Los Fabullosos Cadillacs y Gustavo cuando escuchó eso estaba convencido que era de los argentinos y ahí le explicamos que originalmente era un vallenato”.


