Como símbolo de penitencia y arrepentimiento, los barranquilleros asistieron a la cita religiosa de este miércoles 14 de febrero para imponerse la Cruz de Ceniza en los templos de la ciudad, que esperaban su llegada desde tempranas horas de la mañana.
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Con solemnidad y devoción, los barranquilleros se inclinan ante el sacerdote, quien con dedos ungidos traza una cruz oscura en sus frentes, recordándoles su mortalidad y llamándolos a la penitencia y la conversión.
Es un momento de introspección en medio de la efervescencia de los últimos días, una pausa para reflexionar sobre el verdadero significado de esta festividad religiosa.
Así lo fue en la Iglesia Torcoroma, donde no cabía ni una persona más en el templo. Las bancas estaban ocupadas en su totalidad, y aquellos que llegaron tarde se amontonaban en los pasillos, escuchando la misa de pie con devoción.
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El padre Dimas Acuña, rodeado por la multitud, pronunciaba las sagradas palabras que marcaban el inicio de la Cuaresma.
'Siempre he venido porque esto es un día especial para nosotros los creyentes y yo siempre pido para que ojalá esta sea una época de paz en medio de tantas noticias lamentables que escuchamos diariamente', manifestó la feligrés Olga Peña.
Los barranquilleros abrazan la Cruz de Ceniza como un símbolo de esperanza y renovación espiritual. Es el inicio de un camino de reflexión y preparación para la Semana Santa, un tiempo de recogimiento y entrega que Miguel Uribe siempre espera.
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'Todos somos pecadores y sin duda, nos equivocamos, pero este es un momento para reflexionar, reconocer que somos frágiles pero con el todopoderoso podremos salir adelante'.
Y es que la ceniza representa la fragilidad y la mortalidad humanas. En la Biblia, la ceniza se menciona frecuentemente como un símbolo de arrepentimiento y humildad.
Al recibir la Cruz de Ceniza, los fieles reconocen su propia fragilidad y pecado, recordando que 'polvo eres y en polvo te convertirás' (Génesis 3:19).
Mientras les era puesta la Cruz de Ceniza en la frente, resonaban alabanzas en el templo. El coro entonaba melodías sacras que elevaban los corazones de los fieles, acompañando el momento de recogimiento y reflexión con una atmósfera de solemnidad y devoción.
La reina también llegó a ponerse la Cruz
En un gesto de humildad y devoción, la Reina del Carnaval de Barranquilla, Melissa Cure Villa, también se unió a la congregación para recibir la Cruz de Ceniza en su frente.
Con paso sereno y semblante reflexivo, se acercó al altar junto a los demás fieles, dejando de lado por un momento el esplendor y la pompa de su reinado para adentrarse en la esencia de la tradición religiosa.
'Yo soy muy creyente y siempre vengo. Es importante que todos los que puedan venir lo haga. Nada de mi Carnaval hubiese sido posible si Dios y la virgen no me acompañaban'.
